Hechos
Jesús dijo que el Espíritu Santo les fue dado a sus discípulos, que se convertirían en apóstoles, para que pudiesen tener el poder de ser testigos piadosos.
De modo que al hablar de los resultados de Pentecostés, vemos la forma en que el Espíritu Santo les otorgó este poder y lo utilizó para bendecir la expansión del reino.
Antes de la venida del Espíritu Santo, Pedro no siempre había sido el pensador más agudo.
En efecto, en el monte de la transfiguración quiso construir carpas para Moisés y Elías. Negó a Cristo tres veces en la noche en que lo arrestaron e, incluso durante su ministerio, no tenía una gran educación ni era el tipo de persona que hablaba en forma persuasiva.
Dada esta imagen el poder del Espíritu Santo que lo transformó en el día de Pentecostés, y lo capacitó para predicar el mensaje del evangelio de un modo dinámico y exitoso, refutó a aquellos que acusaron a los cristianos de estar borrachos; y citó, interpretó y aplicó el Antiguo Testamento en forma convincente, demostrando que Jesús era el mesías profetizado.
El Espíritu Santo dio poder también a Pedro y a los demás apóstoles para que hicieran milagros como testimonio de la verdad de su anuncio.
Sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
A la luz de este gran poder que el Espíritu Santo les dio a Pedro y a los demás apóstoles para proclamar el evangelio, Dios bendijo el testimonio de los apóstoles.
Quienes recibieron su palabra ese día fueron bautizados; y se añadieron muchísimas personas. Y el Señor añadía a la iglesia los que habían de ser salvos.
En efecto, tres mil personas se convirtieron en el día de Pentecostés.
Este crecimiento numérico externo, vino a causa del poder del Espíritu. Sin embargo, el crecimiento de la iglesia no sólo fue externo, sino que también el crecimiento interno fue un resultado del dicho poder.
Los apóstoles perseveraban en la doctrina, en la comunión unos con otros, en la partición del pan y en las oraciones; vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.
Y perseverando unánimes, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo.
La iglesia crecía internamente a medida que los cristianos primitivos vivían según las enseñanzas de los apóstoles, entregándose a sí mismos en vidas de servicio a Dios y a sus amigos creyentes.
Los resultados del derramamiento del Espíritu en Pentecostés fueron impresionantes en los primeros días de la iglesia.
Dado que hay innumerables maneras de describir las estrategias que los apóstoles y sus seguidores utilizaron al presentar a Cristo al mundo, es útil pensar en seis aproximaciones principales.
Primera, apelaron con frecuencia a la historia, especialmente en referencia a cosas como la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo, sucesos de la historia que fueron divulgados en todo el Imperio Romano. Pablo le dice estas palabras al rey Agripa: “Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón”
Los hechos elementales que Pablo y la iglesia proclamaban eran eventos conocidos en el mundo antiguo. Era común, entonces, apelar a hechos como éste, cuando testificaban ante no creyentes.
Segunda, los apóstoles apelaron con frecuencia a las verdades de las Escrituras para apoyar su esfuerzo evangelístico. Cuando testificaban ante audiencias judías, los apóstoles a menudo apelaban al Antiguo Testamento. Pedro apeló a las palabras de Moisés para probar a los judíos que Jesús era el largamente esperado Mesías; y a la creencia judía en la resurrección de los muertos derivada de la Escrituras del Antiguo Testamento.
Tercera, cuando testificaban ante audiencias gentiles, los apóstoles apelaban a la revelación de Dios en la naturaleza y a las creencias verdaderas que podían hallarse en los sistemas de pensamientos paganos. “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros”. Los puntos de vista que presentaban no sólo eran de los cristianos y de los judíos, sino también de muchos paganos.
Cuarta, los apóstoles a menudo apelaban a la experiencia personal cuando presentaban a Cristo a los demás. Lucas registró el relato de Pablo de su dramática experiencia de conversión en el camino a Damasco, como volvió a contar su experiencia ante la multitud de judíos en Jerusalén y la repitió ante el rey Agripa en Hechos.
Quinta, los apóstoles realizaron muchas señales y prodigios que probaron la verdad del evangelio que predicaban. Como ya lo vimos en esta lección, el libro de los Hechos está lleno de milagros realizados por los apóstoles. Dondequiera que el Espíritu potenciaba a los apóstoles para que realizasen milagros, lo hacía para respaldar su testimonio de Jesucristo.
Sexta, los apóstoles testificaron de su resuelta lealtad a Cristo. Tomaron constantemente la atención que recibieron para orientarla hacia Él, y se rehusaron a abandonar su llamado, incluso cuando los persiguieron y amenazaron. Cuando la gente de Listra trató de adorar a Pablo y Bernabé, Pabló insistió en que él era solamente un hombre, y orientó a la gente hacia Dios. Y cuando el Sanedrín amenazó a los apóstoles y les ordenó que dejaran de evangelizar, los apóstoles se rehusaron a ser silenciados. El sumo sacerdote les preguntó, diciendo: “¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre?”. Pedro y los apóstoles, dijeron: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”.
Los apóstoles utilizaron una variedad de estrategias cuando dieron testimonio del evangelio. Y por medio de su testimonio y enseñanzas, entrenaron a la iglesia primitiva para hacer lo mismo.
Esta característica debe animar a los cristianos de todas las épocas a descubrir las muchas estrategias que Dios quiere que sigamos al servir también como testigos del evangelio.
Además de las diversas estrategias que los apóstoles utilizaron para dar testimonio de Cristo, tenemos que considerar también los diferentes escenarios en que testificaron en el nombre de Cristo.
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