Noelia Freire, Julio 2024
Editado por Tony Salgado
"Cada día, los girasoles se despiertan y se mueven hacia el Sol, siguiendo al astro en su ruta de este a oeste, como agujas de un reloj.
A la noche vuelven a hacerlo en sentido contrario para esperar su salida en la mañana del día siguiente.
Pero un día dejan de hacerlo; alcanzan la madurez y detienen su danza.
No vuelven girar el resto de su vida y se quedan mirando indefinidamente hacia el oriente hasta que mueren.
Este cambio de rutina en la vida de los girasoles a medida que se hacen adultos siempre fue un misterio para los científicos.
Un estudio liderado por un equipo del Instituto de Biotecnología de Flandes y la Universidad de Gante ha arrojado luz sobre ese comportamiento, desvelando el papel fundamental de una hormona vegetal llamada.
La auxina, una hormona con papel crucial
La auxina es una hormona vegetal cuya importancia se viene sospechando desde el siglo XIX, cuando Charles Darwin ya vaticinaba su rol en el crecimiento y comportamiento de las plantas. Esta pequeña molécula juega un papel esencial en la regulación del crecimiento celular, lo que permite a las plantas inclinarse hacia la luz.
La auxina se distribuye de manera desigual dentro de la planta, acumulándose así en las áreas menos iluminadas, como el lado opuesto al que recibe la luz solar directa. Esta distribución desigual provoca una elongación diferencial de las células en el lado oscuro, lo que hace que el tallo o las hojas se inclinen hacia la fuente de luz.
Pero, ¿cómo se transporta la auxina para lograr esa desigualdad? Pues bien, todo se debe a unas proteínas especializadas llamadas PILS que son fundamentales para la regulación del almacenamiento y el transporte de auxina a nivel celular. Actúan como si fueran guardianes que determinan en qué partes de la célula se debe acumular la auxina y cómo debe ser distribuida.
Las PILS están ubicadas en las membranas celulares y se encargan de controlar la entrada y la salida de la auxina, asegurando su distribución eficiente y que, por tanto, pueda responder de forma correcta ante los estímulos ambientales.
Un estudio realizado por el Instituto de Biotecnología de Flandes y la Universidad de Gante ha revelado la complejidad de este proceso de transporte. Los investigadores descubrieron que las proteínas PILS no trabajan solas, sino que requieren de la interacción con otras moléculas y proteínas que facilitan el movimiento de la auxina entre las células. Serían las proteínas PIN y AUX1, que colaboran en la exportación y la importación de la auxina a través de las membranas celulares.
Es justo la combinación de todas ellas lo que crea una red de transporte que permite a la planta redirigir la auxina rápidamente hacia las áreas donde se necesita para promover el crecimiento y la adaptación del entorno.
Girasoles y ritmos circadianos
Ahora bien, los girasoles son uno de los ejemplos más famosos de fototropismo; pero poca gente sabe que existe una estrecha relación de esto con los ritmos circadianos. Desde que empiezan a crecer los girasoles siguen activamente el movimiento del Sol a lo largo del día, orientando sus cabezas amarillas hacia el astro.
Este comportamiento es impulsado, en parte, por los ritmos circadianos internos de la planta, una especie de reloj biológico que regula los patrones de actividad basados en la luz y la oscuridad. Estudios de la Universidad de California, en Davis, destacan que la respuesta fototrópica de estos girasoles jóvenes está estrechamente vinculada a la diferencia de elongación del tallo durante el día y la noche, adaptándose de esa forma a la orientación del Sol.
A medida que los girasoles maduran, su comportamiento fototrópico se transforma. Una vez alcanzada la madurez, estos girasoles ya no siguen de una forma tan activa el movimiento del Sol; sino que, en su lugar, tienden a adoptar una orientación fija hacia el este. Este cambio representa una transición en la respuesta hormonal y en el patrón de crecimiento, donde los ritmos circadianos continúan jugando un papel crucial.
El mantenimiento de una orientación estable no solo asegura la eficiencia fotosintética, sino que también facilita la polinización, aumentando así las posibilidades de éxito reproductivo de la planta.
Al asentarse, estas flores desprenden un calor adicional, el cual las hace más atractivas para los insectos polinizadores.
Y la polinización, a su vez, le permitirá a ese girasol "viejo" reproducirse, perpetuando su especie y comenzando, de nuevo, su baile en busca del Sol".
Siempre me llamó poderosamente la atención la belleza del paisaje que ofrecen los girasoles en las extensas tierras de cultivo que se divisan desde la Ruta 2 cuando viajaba a Mar del Plata; a la vez que me intrigaba saber el motivo que los llevaba a rotar su posición durante el día.
Por algo también despertaron el interés de Vincent Van Gogh, que tan bien los plasmó en muchas de sus famosas pinturas. No es casualidad que lo hiciera luego de trasladarse desde su Holanda natal hacia el sur de Francia, también buscando el sol que tanto ansiaba ver. Para él, las pinturas de girasoles tenían un significado especial porque comunicaban “gratitud”, según escribió.
En la era actual de la IOT (Internet de las Cosas o Aprendizaje Automático), el mecanismo que utilizan los girasoles es un claro ejemplo de la misma, y un caso incuestionable de la adaptación de los seres vivientes al hábitat en el que se hayan inmersos.
Tony Salgado
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