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Perspectivas globales para el 2023

Hola, ¿cómo estás, estimado lector de Trazando Surcos?

Antes que nada, quiero desearte de todo corazón que este durante nuevo año puedas cumplir todos los objetivos personales y particulares que te has propuesto.

Desde esta página, si nos lo permites, intentaremos acompañarte brindándote nuestros acostumbrados artículos sobre la realidad nacional e internacional que nos toca vivir, esperando que sean de tu utilidad.

Sabiendo que la realidad de nuestro querido país durante este año ha de ser harto complicada en los diversos ámbitos sociales que ambos bien conocemos, decidí que este primer artículo fuese para aislarnos por un momento de dicha realidad y contemplar objetivamente qué está ocurriendo fuera de los límites de nuestra patria, en el mundo en el que estamos insertos.

Como es habitual, te espero para darte mis comentarios, esperando recibir los tuyos, del modo que te resulte más sencillo.



Perspectivas globales para el 2023

Tony Salgado, enero 2023.


Análisis de la situación


Hechos fatídicos recientes han colocado a la globalización en tela de juicio, como nunca había ocurrido anteriormente.

Entre las perturbaciones masivas causadas por la pandemia y la guerra en Ucrania, el mundo está bajo una inusitada presión para lograr su desglobalización y, en su lugar, avanzar hacia la localización de actividades, reduciendo e, incluso, eliminando la interdependencia generada durante los últimos años.

Dicho esto, sin embargo, la realidad del mundo en el que vivimos nos muestra que el mismo está interconectado o, mejor dicho, hiperconectado.

También, la misma realidad nos indica que las exportaciones, como proporción del PIB, se han duplicado desde 1990; que intangibles como los datos y la propiedad intelectual han crecido dos veces más rápido que los bienes desde 2010; y la migración transfronteriza de talento que se encuentra en su punto más alto; entre otros hechos relevantes.

En general, no se puede negar que la globalización, a nivel mundial, ha sido una fuerza positiva que ha aumentado los niveles de educación y el crecimiento del PIB y ha reducido la pobreza, especialmente en los países de renta baja y media.

Esto parecería indicar que la desglobalización no es la solución adecuada para nuestros problemas surgidos durante los últimos tres años.

En efecto, algunos líderes mundiales se plantean que es necesaria una visión audaz resumida en medidas concretas, que pueden adoptarse para apuntalar esta nueva versión de la globalización.

Bob Sternfells, del McKinsey Global Institute, afirmó que:

"Tras cuatro décadas de creciente conectividad, nos enfrentamos al mayor desafío a la globalización que nuestra generación de líderes haya visto jamás. En lugar de doblegarnos ante la desvinculación, ¿podemos, por el contrario, reimaginar la globalización para tratar de impulsar un crecimiento sostenible e integrador?".

Nuestro mundo interconectado


El mundo está más conectado que nunca. El crecimiento del comercio de intangibles, datos y propiedad intelectual, ha crecido el doble que el de bienes.

Desde 1992, la proporción de la población mundial matriculada en educación secundaria ha aumentado un 50%.

La proporción de personas que viven por encima del umbral de la pobreza ha aumentado más del 70%.

Y lo que es más interesante, la contribución de las economías de renta baja y media al crecimiento mundial ha pasado del 16% al 58% del PIB mundial.


Presiones para desacoplar


La pandemia interrumpió las cadenas de suministro y los movimientos de personas, y la guerra de Ucrania ha alterado los flujos de materias primas.

Esto ha sido increíblemente costoso. Los precios de la energía están en el nivel más alto desde 1973, y la presión sobre la cadena de suministro está en el nivel más alto que hemos visto nunca.

Y lo que es más grave, los precios mundiales de los alimentos se han disparado, aumentando la presión sobre los más vulnerables.

Estadísticas recientes muestran que 345 millones de personas sufren una crisis alimentaria debido a la guerra en Ucrania.

En respuesta a todo esto, escuchamos palabras que se centran en la deslocalización: independencia, on-shoring, friend-shoring, localización.

Estas palabras dominan hoy los debates.


Necesidad de seguir colaborando


Ninguna región, ningún país es hoy una isla.

Se han construido algunos modelos al respecto y se calcula que entre el 10% y el 40% del PIB mundial depende de estar conectado.

Además, cuando pensamos en los problemas más complicados del mundo -el clima, la salud, la seguridad, la innovación- no tenemos ninguna esperanza de resolverlos de forma independiente. Son problemas que requieren colaboración, no separación.

Por último, el desajuste entre la oferta y la demanda de talento no puede resolverse de forma individual.

Si miramos hacia 2050 y tomamos Europa y China por separado, perderán 120 millones de trabajadores de aquí a 2050.

Los únicos lugares que pueden aspirar a compensarlo son India y África.

Para ello es necesaria la colaboración.


Hacia el futuro


¿Cómo hacerlo?

Nadie tiene todas las respuestas. No obstante, existen algunas ideas que pueden ayudar a encontrarlas.

Podríamos empezar a hablar de diversificación del comercio en lugar de reducción o aislamiento del comercio.

Para ello, tenemos que colaborar en la elaboración de normas y necesitamos mecanismos para hacerlas cumplir, no sólo en materia de comercio, sino también en aspectos como la propiedad intelectual.

Tenemos que invertir en talento; aquí es donde creo que el sector privado puede desempeñar un papel enorme para cubrir las necesidades de ese desajuste de 30 años del que hablaba antes.

Debemos aumentar los flujos de capital, que serán absolutamente fundamentales para garantizar que las economías emergentes participen en pie de igualdad en el crecimiento que esto puede impulsar.

Por último, acceso para todos.

Pensemos en las pequeñas y medianas empresas y en las barreras a las que se enfrentan en el comercio transfronterizo; y también en el acceso de las mujeres, las minorías y otras poblaciones vulnerables.

Si pensamos bien la inmigración, todo el mundo podrá acceder.


¿Qué se podría ganar?


¿Cómo podría ser esta década si reimagináramos la globalización en vez de plantearnos el desacoplamiento?

No es un camino fácil, pero sí inspirador.

Algunos modelos desarrollados indican que el PIB mundial puede crecer entre un 30% y un 50% en esta década.

Si nos centramos en la educación, existe la posibilidad de reciclar y mejorar las calificaciones de 100 millones de trabajadores para resolver el problema de falta de talento que impide un crecimiento más rápido.

Podemos añadir 45.000 millones de años de vida a los actuales habitantes del planeta mediante un mayor acceso a la atención sanitaria, gracias a las tecnologías aplicadas a la salud que existen hoy en día.

Y con las tecnologías climáticas actuales y en pleno desarrollo, podemos eliminar 74 gigatoneladas de carbono solo durante esta década.


Conclusión


Creo que nos enfrentamos a una elección ineludible a medida que avanzamos en estos tiempos turbulentos.

Por un lado, la opción sería retroceder, y comenzar a utilizar nuevamente algunos conceptos como la localización y el desacoplamiento.

Pero las consecuencias de ello podrían ser muy graves para todos nosotros.

La alternativa es que seamos valientes y tratemos de reimaginar la globalización, reconociendo sus defectos pero también sus puntos fuertes.

Este es el preciso momento de adoptar una posición valiente y no pensar en la retirada. Deberíamos comenzar a recrear nuestro futuro sin perder más tiempo.”



Bueno, estimado lector, tal como te prometí, aquí estoy aguardándote.

A continuación, te dejo mis comentarios sobre este artículo.

Considero que el fenómeno de la globalización constituye un nuevo paradigma que ha irrumpido en las vidas de los sápiens desde las últimas décadas del siglo XX y que, como todo paradigma, ha llegado para quedarse inevitablemente.

Como los barcos de vapor o los aviones acortaron las distancias entre los humanos un siglo antes, las nuevas tecnologías de información lo están haciendo a una escala y velocidad mucho mayores en nuestros días.

Sería de necios ignorar que los graves problemas que aquejan a nuestras sociedades son la desigualdad, la pobreza, el hambre y la marginación, entre otras muchas desgracias que azotan a la humanidad.

Pero dicho esto, creo honestamente que también es de necios intentar revertir el fenómeno de la globalización, ya que el abrirse al intercambio con otras regiones, tanto de productos como de servicios e información, debe generar necesariamente una mejora en el quehacer de cada país a mediano y largo plazo.

Soy consciente de que los procesos de aperturas inescrupulosos y que no tengan en cuenta las debidas medidas de protección iniciales, pueden generar daños cuantiosos en las poblaciones; por lo que este tema deberá concitar la atención y el tiempo necesarios por parte de las autoridades competentes, y no ser ignorados.

Debidamente atendido el punto anterior, creo que no hay otro motivo real para que la globalización deba ser demorada en aras de regresar a etapas de localizaciones ya superadas.

¡¡Sería como el avestruz que mira su agujero y….. ya saben lo que pasa!!


Ahora me gustaría conocer tu honesta opinión con respecto a lo que acabás de leer. Para nosotros es muy importante recibirla para poder desarrollar un círculo de mejora continua en la publicación de nuestros artículos.

¿Si tuvieras que calificarlo entre 1 y 5, donde 1 es muy malo y 5 es muy bueno, qué número le asignarías?

Desde ya, agradezco tu colaboración y espero seguir contándote como un lector de Trazando Surcos de ahora en más.

Te mando un abrazo.

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