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Foto del escritorTony Salgado

Las villas de la CABA

¡Hola!

He decidido abordar este tema que tan de cerca percibimos diariamente los que habitamos la ciudad porteña.

La realidad que se despliega cada vez que vamos al centro de la ciudad ingresando por la Autopista Illia, no para de sorprendernos. El tamaño de la villa 31 no para de crecer, ni en superficie ni en altura. Inmediatamente pensamos en tantas otras que pasan desapercibidas, pero que tienen las mismas características de carencias, marginalidad e inseguridad.

Como siempre me pregunto: ¿Cuántas personas estarán viviendo así?, me adelanto a responderte: superan las 200.000 almas, el 7% de la población de nuestra querida ciudad.

En las pocas líneas siguientes traté de condensar lo más que pude el por qué y el cómo llegaron a esta situación. Dicen que para intentar resolver un problema y aunque éste no sea nuestro oficio, el primer paso es reconocerlo.

Ojalá les sirva a quienes tienen los recursos para poder hacerlo y no lo hacen.

Te espero al final de la lectura para compartir reflexiones.


Las villas de la CABA

Tony Salgado

Febrero, 2021


Llamamos “villas miseria” a los asentamientos informales con una densa proliferación de viviendas precarias, ubicadas en tierras que originariamente no son propiedad de sus ocupantes. Son producto de ocupaciones de tierra urbana vacante. ​

Al comienzo tenían falta de servicios, pero a medida que se fueron consolidando en el territorio que ocupaban, mejoraron las construcciones y aumentaron algunos servicios (desagüe pluvial, agua corriente, luz), pero nunca fue un servicio adecuado.

En 2018 se lanzó un Relevamiento Nacional de Barrios Populares para tratar de identificar villas y asentamientos informales de todo el país. Existen 4.228 barrios populares en el territorio nacional, incluyendo 1.600 en el conurbano bonaerense. Más de la mitad nacieron antes del año 2000 y un cuarto del total son posteriores a 2010. ​


Los inmigrantes europeos que llegaron a principios del siglo XX se alojaron en edificios viejos y céntricos, los conventillos o inquilinatos, que fueron el primer espacio urbano destinado a ellos. ​

En 1930, dada la alta desocupación producto de la crisis nacional y a raíz de la primera etapa de industrialización por sustitución de importaciones, surgieron los primeros asentamientos en Retiro, los que albergaban a inmigrantes polacos, que eran la mano de obra para la industria. Al comienzo fueron promovidos por el Estado, mediante galpones y materiales precarios para la construcción de las viviendas. Pero fueron desalojados en 1935 debido a una serie de saqueos y otros delitos. ​

La configuración y localización urbana de las villas guardó relación con la proximidad a los lugares de trabajo o los medios de transporte. ​

Entre las primeras se encuentra el Barrio de las Ranas entre Parque Patricios y Nueva Pompeya, cerca del vaciadero municipal de basura y la quema, donde los habitantes encontraron en los residuos una fuente de supervivencia. ​

En el año 1936 se produjo la creación de organismos como la Junta Nacional de Lucha contra la Desocupación, que hizo efectivo el desalojo del barrio precario Villa Desocupación o Villa Esperanza. También llevó a cabo, con apoyo policial y judicial, un operativo de desalojo forzoso, seguido por la demolición de las viviendas precarias y la relocalización de sus pobladores en galpones de la zona portuaria. ​

Las primeras villas posteriores a Villa Desocupación se formaron en el Bajo Belgrano, en Colegiales, y hacia el Bañado de Flores, en la década de los 40 y 50. A mediados de los 50 se construyó el Barrio Rivadavia, donde fueron trasladados los que habitaban villas en zonas inundables. Luego se construyeron alrededor las villas 1-11-14 y la villa 13. ​


Actualmente, en la ciudad de Buenos Aires hay 20 villas de emergencia, con un total superior a 200.000 habitantes.

La Villa 21-24 de Barracas y las villas 31 y 31 bis de Retiro son las más populosas. Allí funcionan diversos establecimientos educativos de diferentes niveles. Dentro de la villa 21- 24 está el Polo Educativo Barracas, donde se realizan diversas actividades educativas en oficios para adultos y actividades de prevención de adicciones y el delito.


Argentina entró en el año 2000 con la mitad de su población afectada por la pobreza. Por "indigente" se entendía a alguien que ganaba menos de ciento tres pesos al mes o por grupo familiar de cuatro integrantes, trescientos veinte pesos por mes. Los que ganaban trescientos veintiuno ya no eran indigentes sino, pobres. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, en el primer semestre del 2004, informó que de un total de treinta y seis millones setecientos mil argentinos, dieciséis millones trescientos vivían en situación de pobreza.

Desde mediados del Siglo XX varios programas gubernamentales trataron de urbanizar o trasladar los asentamientos a barrios de viviendas sociales, entre ellos el Plan de Erradicación de Villas de Emergencia, entre 1960 y 1970. Fue creado el Ministerio de Bienestar Social (MBS), que asumió el problema a escala nacional. Las inundaciones de octubre de 1967 por el desborde de los ríos Matanza y Reconquista causaron la Ley Nacional 17.605 para la Erradicación de Diciembre de ese mismo año. ​

Con el fin de la dictadura, a partir del nuevo gobierno constitucional de 1983 comenzó el proceso de repoblamiento de las villas. Durante la década del 80 se hicieron visibles las transformaciones en la estructura social, como consecuencia de las políticas económicas de los setenta. Ello derivó en tomas de tierras en los partidos del Gran Buenos Aires y en ocupación ilegal de edificios en la Ciudad de Buenos Aires. ​

Hasta la década de 1990, se trató de programas de construcción de nuevas viviendas, como el Barrio FONAVI (Fondo Nacional de la Vivienda). En 1991 se creó el Programa de Radicación de Villas de la Capital, con el fin de la transferencia de las tierras del Estado municipal a sus ocupantes, y la posterior transformación de las villas en barrios. ​

En 1997, mediante el Programa Mejoramiento de Barrios, se apuntó a la mejora de las condiciones, para que pudiesen tener servicios públicos como gas, agua potable y electricidad.

En el año 2001 la grave crisis que sumió a buena parte de la población del país dentro del índice de pobreza (más del 50% de la población) las villas miseria fueron creciendo cada vez más, y también se dio un gran aumento de la delincuencia y la violencia callejera.


Los rincones ocultos de las villas y asentamientos de la ciudad de Buenos Aires son puntos geográficos codiciados entre los narcos. Primero, por la inmensa cantidad de personas que habitan en todos los barrios, y, además, porque para los traficantes que operan en Capital Federal el proceso para 'blanquear' sus ganancias no presenta dificultades insalvables.

La historia de la persecución del narcotráfico en las villas de la Argentina tiene un hito: el 19 de julio de 1989, frente al firme avance de grupos criminales y la expansión endémica de las redes barriales y transnacionales de venta y exportación de drogas, el Poder Ejecutivo Nacional creó un organismo especializado en el diseño de estrategias preventivas y de seguridad.

Se fundó la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), hoy llamada Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas. En 1991, dos años después, un decreto presidencial confirmó por primera vez que la Argentina asistía a un "grave incremento del consumo de drogas peligrosas, del tráfico ilícito de estupefacientes, del lavado de dinero proveniente de dicho ilícito y de otros delitos conexos".

Durante los años siguientes, las redes de venta expandieron sus búnkeres y, mediante una "paz" que permitía convivencias entre grupos antagónicos, prepararon y entrenaron sigilosamente a sus violentos grupos de soldados.

Ese periodo terminó en febrero de 1999, cuando una masacre en la villa 1-11-14, del Bajo Flores, confirmó que el mercado de las drogas no solo estaba saturado, sino que había llegado al peligroso punto de una trayectoria en la que la cantidad de narcos y el total de sustancias superaban la cifra de focos de venta.

Un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA) sobre consumo de drogas en el país, dice: "Las personas que habitan en los barrios más vulnerables son gravemente perjudicadas por la expansión del narcotráfico. Por una parte existe una mayor exposición al tráfico y a las adicciones, con consecuencias negativas para la salud individual y para el bienestar de los grupos familiares afectados".

Los residentes en villas, asentamientos y barrios vulnerables tienen mayores posibilidades de ser víctimas de hechos violentos. El establecimiento de redes de comercio ilegal contribuye a la construcción de territorios estigmatizados que afectan negativamente a sus habitantes, quienes, además y en consecuencia, tienden a ser objeto de la violencia estatal, en forma de abusos y arbitrariedad por parte de las fuerzas de seguridad.

La organización “Madres en lucha” contiene a niñas, niños y adolescentes que atraviesan situaciones de consumo y vulnerabilidad. En el 2001 apareció el paco, una droga de exterminio, diseñada para destruir a los pibes. Subió el precio de la cocaína y de la marihuana y al paco lo regalaban para imponerlo en el mercado. Los pibes morían y las madres no sabían por qué, hasta que los hijos empezaron a contar lo que pasaba. A los chicos no los recibían en los hospitales. Les ponían una pastilla bajo la lengua y los mandaban de nuevo a la calle. Pero las Madres lograron visibilizar el problema y ponerlo en la agenda de los políticos de la Ciudad y del gobierno nacional.

Actualmente, la cantidad de centros de rehabilitación y las intervenciones estatales ante casos de consumo son indicadores que subrayan la gravedad del problema del tráfico minorista. Sedronar tiene en funcionamiento 31 casas de atención y acompañamiento comunitario desde un abordaje de reducción de riesgos y de daños, un centro de orientación en adicciones central y seis descentralizados. Además, especialistas asisten técnicamente a 120 establecimientos escolares de la Ciudad.

Es en este contexto se destacan algunas iniciativas de aplicación reciente, como comenzar los trabajos de prevención de adicciones y la formación de hábitos saludables durante los primeros años de vida; ciclos deportivos y culturales; capacitación de operadores territoriales; trabajo junto a instituciones de la sociedad civil y a través de la distribución de materiales pedagógicos y didácticos para abordar la prevención de las adicciones en las escuelas.


¿Qué tal? ¿Cómo te sentís después de haber leído esto?


En mi caso te confieso que tengo una combinación de profundo dolor por saber que todo esto está pasando al lado nuestro y, por otro lado, una sensación de una gran impotencia por no poder mucho frente a tan poderosos delincuentes.

Mi única herramienta es volcar aquí mis reflexiones:


En primer lugar, creo que sí vi una activa participación desde 2015 a 2019 en practicar acciones concretas como apertura de calles, iluminación de las mismas, facilitar el establecimiento de ONGs en la zona, etc. Y eso es muy digno de destacar.

Otra de cal. Yo también soy hijos de inmigrantes que vivieron en conventillos y yo mismo en un solo ambiente, que compartía con mis padres y hermano. Pero sus valores los alejaron de quienes especulaban con recibir tierras del gobierno.

Una de arena: La falta de voluntad del gobierno para acabar con el problema… Si en definitiva, con unas cuantas chirolas nos ganamos el caudal electoral de esa gente. ¡¡Basta de eso!!

Otra: Si realmente se quiere derrotar a la droga, con una acción combinada de la policía y el ejército si hace falta, punto final. Estamos en Argentina, ¿o no? Y los carteles son comandados por gente latinoamericana… ¿qué, somos menos que ellos ?

La última: ¡pobres chicos! La brecha educativa es enorme y será cada vez mayor por la falta de acceso a las herramientas del primer mundo. ¿Y el ejemplo de los padres?, muchos de ellos viven de asignaciones estatales. ¿Para qué estudiar y trabajar, entonces? Señor Ministro de Educación, tiene usted un gravísimo problema, aunque no lo pueda o lo quiera ver.

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