Hola, estimado lector.
Quiero traer a tu presencia unos pocos datos de la triste realidad que nos rodea y de la que muchas veces no somos plenamente conscientes.
Frente a esto, muy poco se puede agregar, salvo reflexionar sobre nuestra posibilidad de contribuir, aunque sea con lo muy poco que podamos, a aliviar la situación de quienes más lo necesitan.
Te espero al final para compartir mis reflexiones.
El dato que más duele: la pobreza infantil.
Infobae
Septiembre, 2021
“El INDEC dio a conocer los resultados del primer semestre, que reflejan un aumento de la indigencia respecto del primer semestre del 2020 en niños y adolescentes
En el primer semestre del 2020, el informe del INDEC había detallado que el 56,3% de las personas de 0 a 14 años eran pobres. De ese grupo, el 16,6% de los niños vivían en la indigencia en hogares en donde los ingresos no llegaban a cubrir la canasta alimentaria.
La cantidad de los niños indigentes subió a 1,7 millones de personas; es decir, aumentó en 94.300 en el semestre y 166.600 en un año.
Además, en el segundo semestre del 2020, el 57,7% de los chicos menos de 14 años eran pobres, de los cuales 15,7% eran indigentes.
En particular, en el conurbano bonaerense, a fines del 2020 la pobreza infantil llegó al 72,7%, según los datos oficiales que reflejan el perjuicio de las mayores restricciones aplicadas por el Gobierno en esta zona del país a raíz de la pandemia.
En cuanto a la indigencia, en el conurbano aumentó al 20,8% en un año, frente al aumento del 14,7% al 15,7% a nivel nacional.
Los microdatos del INDEC, procesados por los expertos de la Universidad Católica Argentina (UCA), reflejan que el incremento fue muy notorio en los Partidos del conurbano, donde se combinan condiciones estructurales con la caída del ingreso real de los últimos años y las restricciones de la cuarentena-pandemia.
En este sentido, el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA) indicó en su documento “Nuevos retrocesos en las oportunidades de desarrollo de la infancia y adolescencia. Tendencias antes y durante la pandemia de COVID-19″, que la inseguridad alimentaria aumentó 1,5 puntos porcentuales en los niños y adolescentes.
“Los más afectados fueron los adolescentes, mientras que la infancia temprana fue la más protegida. La Tarjeta Alimentar tuvo un efecto protector de la primera infancia en el espacio de la alimentación. A igual situación de pobreza e indigencia los niños/as sin la Tarjeta Alimentar tuvieron el doble de probabilidad de experimentar inseguridad alimentaria severa que pares no destinatarios de Alimentar”, indicó la UCA.
“Las infancias del estrato bajo integrado fueron afectadas en mayor medida respecto de 2019 por la indigencia y la inseguridad alimentaria severa”, se concluyó. Además, el documento subrayó que “la atención preventiva de la salud del niño/a y adolescente sano se postergó de modo significativo debido al COVID-19″.
“Se estima que el déficit de controles médicos preventivos se incrementó casi 12 puntos porcentuales y el de la salud bucal 23 puntos porcentuales. Si bien el aumento de la incidencia del déficit fue mayor a medida que aumenta la edad, en la primera infancia el déficit se duplicó”, indicó el documento del observatorio que conduce Agustín Salvia.
“Las desigualdades son persistentes, pero el efecto fue transversal a las infancias. Los estilos de crianza nocivos también se incrementaron en los grupos de edad y el estrato social, salvo en el maltrato físico que fue mayor en el estrato bajo marginal y en general mayor en los hogares monoparentales”, aclaró el informe.
Por otra parte, señaló que “el trabajo infantil económico y doméstico intensivo experimentó una merma muy significativa como consecuencia del COVID-19 y la merma del trabajo informal del que participan las infancias en las grandes ciudades del país”, concluyó la UCA.”
Hola, te comparto lo que siento cuando leo esta información.
Creo que es bien cierto que “dato mata relato” y aquí más que en cualquier otro lugar. La realidad nos golpea cruelmente, y ahí es donde mueren las palabras y los discursos políticos.
Los niños no son responsables de nuestros errores. Existen. Los hemos traído al mundo y debemos darle lo mínimo que necesitan para crecer en condiciones dignas de los seres humanos. No se los puede utilizar para obtener más bolsones alimentarios ni como monedas de cambio para otros favores políticos.
Se los puede ayudar de varias maneras. Puede ser monetariamente, con comida y ropa, prescindiendo de todo aquello que no sea absolutamente necesario para nuestras vidas, etc. Pero existe también un inmenso recurso a nuestro alcance y que no usamos suficientemente: nuestro tiempo.
Podemos apadrinar chicos, acompañarlos en lo les haga falta, ayudando en las Cáritas parroquiales u otras ONGs, etc. Toda ayuda es urgente e importante, por poca que sea.
Te lo dejo para que lo pienses.
Me gustaría que me compartas tus reflexiones, como comentario de este artículo en el Blog de nuestra página web.
Gracias por tu tiempo. Un abrazo.
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