El retrato
Es domingo. El cielo está algo nublado, pero no se prevén lluvias. La plaza está más despejada a la mañana, aunque seguramente por la tarde presentará un aspecto al que ayer presenciaron nuestros tres personajes.
Es tiempo de hacer un repaso de lo han vivido desde que comenzaron a recorrer juntos el parque en sus consabidas tres vueltas alrededor del mismo.
—Es increíble todo lo que experimentamos desde que nos juntamos a caminar —está comentando Juanpi mientras comienzan con su recorrido diario—. ¿No están de acuerdo conmigo?
—Sí, por supuesto, amigo —responde Camilo—, y además, contando con la invalorable experiencia de un veterano vecino como Marcelo, que nos hizo mucho más productiva nuestra inmersión en lo barrial que nos rodea.
—Bueno, muchachos —responde Marcelo, riendo—, no es para tanto. Lo que pasa es que siempre es muy agradable compartir las experiencias vividas en el territorio de uno cuando llegan personas que quieren conocer el lugar donde tienen planeado vivir mucho tiempo. A mí me está resultando un gran placer, de veras.
—¡Paremos ya, ché, basta de tirarnos flores! —interrumpe Juanpi—, y vamos a casos concretos. Por ejemplo, a mí me impresionó mucho el espectáculo de ayer y todavía lo estoy procesando. Ver a tanta gente haciendo cosas tan variadas y todo funcionando armónicamente como si se tratara de una orquesta sinfónica, francamente me acojonó ¿qué querés que te diga? Fue muy fuerte.
—Yo ya lo tengo incorporado —comenta Marcelo—, y por eso no me sorprende, pero ahora que lo decís, tenés razón. Es que este parque tiene vida propia, ¿sabés?
—¿Cómo que vida propia, amigo? —pregunta Camilo—, ¿qué querés decir con eso?, ¿no estás exagerando un poco?
—Tal vez puede ser que sí, pero solo un poco, porque si te sentás en cualquier banco en medio de esa multitud, cerrás los ojos y dejás abiertos tus otros sentidos, te puedo asegurar que podés llegar a percibir cómo late su corazón e intercambia su aliento con lo que lo rodea.
—Yo me lo puedo imaginar —admite Juanpi—, y es seguro que debe ser así, pero lo tendría que experimentar para creerte y te confieso que me encantaría hacerlo.
—Pero, a ver, aclarame un poco, Marcelo —dice Camilo—, porque recién son las diez y media de la mañana y todavía no se me aclaró del todo mi mente limitada ni creo que vos ya hayas incursionado demasiado en ninguna bebida alcohólica, ¿qué es eso del latido y del aliento?; ¿cómo puede vivir un parque?. ¿Estamos todos locos? Juanpi, por favor, no me largués en banda.
—Lo que yo entiendo, Camilo —responde Juanpi—, y tal vez Marcelo me pueda corregir, es que al parque no solo lo constituyen los árboles, las plantas, el césped, los caminos, nuestra senda, los juegos de los pibes, la estación saludable, y todos los elementos que podemos ver y tocar dentro de ´le, sino también los seres humanos que lo visitamos, cada uno con las múltiples actividades que está haciendo simultáneamente, y ese gran conjunto o sistema compuesto por la naturaleza y los seres que la habitan, es el que tiene vida propia. Algunos los llaman ecosistemas, un nombre que se está propagando mucho durante los últimos años. Y agrego que, como les comenté ayer, tiene una baja entropía que hay que cuidar para evitar que todo se vaya al garete.
—Gracias por la aclaración, amigo —responde Marce—. Ahora entiendo un poco más lo que dijiste ayer. … Y terminamos la primera vuelta. Se me hizo rapidísima cuando estamos enrevesados compartiendo ideas.
—Bueno, y ahora que, según parece, los dos se han confabulado contra mí —dice Camilo—, déjenme que les pregunte un par de cosas. Si es cierto que tiene vida propia, ¿qué elemento les provee energía, así como la sangre nos la da a nosotros?; y la otra sería ¿cuáles serían sus objetivos?, o dicho de otro modo ¿hacia dónde se está rumbeando?. Si me responden esto, les juro que les voy a creer y retiraré mis comentarios sobre las bebidas alcohólicas tan temprano…
—Voy a intentar contestarte la primera, amigo —responde Marcelo—, pero te aclaro que esta es mi interpretación personal, y que puede diferir de la de otros eruditos… ¡jé, jé! Mirá, el combustible del que se sirve para tener vida propia es el conjunto de valores, historias, recuerdos y tradiciones que abreva del barrio en el que está inmerso, en este caso, nuestra muy querida Saavedra.
—¡Ahá! ¿Y tenés algunos ejemplos para darme? Digo yo, así se me hace más sencillo seguir tu razonamiento.
—Sí, claro, por supuesto. Todo el espíritu que flotó y lo sigue haciendo alrededor de él, como por ejemplo el asociado a la creación del barrio, las inundaciones, el entubamiento del arroyo que permitió su creación, la estación de tren, la plantación y el crecimiento de sus árboles, la construcción de sus caminos internos y sendas, los distintos grupos sociales que lo visitaron y lo continúan haciendo hoy. Todo ese bagaje de recuerdos y emociones es lo que le da la vida y permite que esa energía se transmita a quienes estamos acá, como nosotros en este mismo instante.
—Me parece que me voy aclarando.. A ver, seguí un poco más…
—Esa energía no se evaporó. Vive en el parque. Mirá, hay dos fuentes de inspiración permanente que lo nutren desde ya hace muchos años, y que podés ver reflejadas concretamente en varios lugares de él. Una es el “polaco” Goyeneche y algunos otros artistas; y la otra es el “glorioso calamar” Platense. No hay nada más distintivo del parque que estas dos glorias barriales. ¿Las conocés bien.. ?
—Algo, pero no mucho… Disculpá. Acabo de llegar al barrio.
—No pasa nada, amigo. Las vas a encontrar donde las busques…
“Roberto “el Polaco” Goyeneche, nació en Buenos Aires en 1926 y falleció en la misma ciudad en 1994. Cantante de tango muy reconocido por su calidad interpretativa y por su particular modo de frasear con rubato (ligera aceleración o desaceleración del tempo de una pieza a discreción del solista con una finalidad expresiva), se lo considera uno de los intérpretes más destacados de la historia.
Nació en Saavedra en el seno de una familia de origen navarro. Apodado "El Polaco" por su cabellera clara, fue un precoz habitué de los cafés y de los cabarés que dieron lugar y refugio a artistas y devotos de la generación de 1940. Antes de iniciar su trayectoria como cantor, trabajó como chofer de la línea 19, fue taxista y mecánico y, sobre todo, un apasionado hincha de Platense.
Su primer éxito fue en 1944 en un concurso para voces nuevas, iniciando su carrera como cantor en la orquesta de Raúl Kaplún. En 1952 fue convocado por Horacio Salgán, registrando las grabaciones para la RCA Víctor de Alma de loca, Yo soy el mismo, Un momento y Siga el corso. Cuatro años después se convirtió en el cantor de la orquesta de Aníbal Troilo, de quien fue admirador y entrañable amigo y con el que grabó veintiséis canciones. A mediados de la década de 1960, Goyeneche se encontraba ya plenamente consagrado como solista y trabajó con directores de la talla de Armando Pontier, Ernesto Baffa y Osvaldo Berlingieri. En 1969 grabó Balada para un loco y Chiquilín de Bachín, de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer.
Aunque en la década de 1980 comenzó a sufrir afecciones respiratorias y en sus cuerdas vocales, Goyeneche siguió presentándose en conciertos y grabando nuevos álbumes. Su figura experimentó una gran valoración por parte de las nuevas generaciones y también por músicos de la escena del rock nacional. En 1985 recibió el Premio Konex como uno de los mejores cantantes de tango de la historia en Argentina. En 1989 se presentó con gran éxito en Japón, en el que fue su último recital internacional. Al momento de su muerte a causa de una neumonía, era considerado el mayor cantante de tangos en actividad.
En su homenaje, una avenida de Saavedra lleva su nombre, al igual que la tribuna popular del Estadio Ciudad de Vicente López. Asimismo, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires nombró al paso bajo nivel ubicado en la Avenida. Balbín como "Goyeneche-Gatica" y se colocó una estatua suya frente a la entrada del "parque Sarmiento".
Entre los personajes famosos asociados al barrio está Juan Miraglia, un reconocido pintor que tuvo su atelier en Estomba 3790. Practicó todos los procedimientos y técnicas. Fue ilustrador, humorista gráfico, diseñador gráfico de publicidad y editorial y crítico de arte. Poseen sus obras numerosos museos, organismos estatales, instituciones y coleccionistas del país y del exterior.
Por otra parte, algunos libros recuerdan al barrio como “La ciudad de un hombre”, del poeta y narrador Leónidas Barletta; “Cuadernos de infancia”, de Norah Lange; “El Sueño de los Héroes”, de Adolfo Bioy Casares, cuya acción transcurre en el barrio y donde cuenta que Borges paseaba algunas veces por el parque Saavedra.
No puede dejar de mencionarse en este barrio y en la historia de sus cafés, al Club Social y Deportivo “El Tábano”, concurrido por uno de los ídolos del tango, el “polaco” Roberto Goyeneche”.
—¡Qué interesante! —responde Camilo—. Gracias por este curso acelerado de inmersión barrial, y ya que estás, ¿qué le aporta Platense al parque, ya que sus colores están en todas partes?
—¿Qué le aporta? Te disculpo sólo porque sos un recién llegado. Si no, te mato…
“El Club Atlético Platense es un centenario club deportivo argentino, con sedes en Florida, partido de Vicente López y Saavedra. Fundado el 25 de mayo de 1905, su actividad más destacada es el fútbol y actualmente milita en la Primera B Nacional. Es uno de los clubes más antiguos de la Argentina y es miembro fundador del profesionalismo.
El club también tiene un equipo de básquet que milita en la Liga Nacional, su máxima categoría. Otras actividades del club son: handball, hockey, futsal, judo, patín, pelota paleta, taekwon-do, boxeo, danzas y gimnasia artística,. Posee también canchas de tenis, piletas de natación, gimnasio y biblioteca, entre otras facilidades.
Platense dejó de participar en la primera amateur, para sumarse al profesionalismo en su inicio en 1931, obteniendo el puesto 13º. En 1949 Platense alcanzó su primer subcampeonato profesional y dos años después conquistó una de las mayores hazañas de su historia, nada menos que ganarle al AC Milán en Italia.
En 1955 sufrió su primer descenso a la Primera B, regresando a Primera en 1964, tras disputar un cuadrangular.
En 1967, con Ángel Labruna como Director Técnico, alcanzó las semifinales, siendo derrotado 4-3 por Estudiantes.
En 1971 descendió nuevamente y fue desalojado de su tradicional estadio de Manuela Pedraza y Crámer, trasladándose al Estadio Ciudad de Vicente López, ascendiendo nuevamente en 1976.
En 1999 descendió por última vez y hasta la actualidad sigue intentando recuperar la máxima categoría del fútbol argentino.
Platense se encuentra en el puesto 15º de la clasificación histórica de la primera división profesional del fútbol argentino (1931-presente), habiendo participado en cincuenta y seis temporadas. Sumadas a las dieciocho de Primera amateur, estuvo setenta y cuatro temporadas en la élite del fútbol, con más de dos mil partidos. A sus hinchas nos conocen como los “sufridores”, por motivos obvios”.
—Nuevamente, gracias, Marcelo; y ahora sí que estoy como para seguir tratando de comprender cómo funciona esto del “parque viviente”.
—Bueno, mi estimado Camilo, te reitero entonces que el “polaco” y el “marrón” son las dos mayores fuentes de inspiración permanente que nutren al parque, además de todos elementos que te comenté antes.
—Y con respecto a tu otra pregunta sobre ¿para dónde está rumbeando el parque? —interviene Juanpi en la charla—, voy a tratar de darte mi versión. Estos sistemas complejos o ecosistemas son conjuntos de organismos vivos relacionados entre sí por un entorno, en este caso, el parque. Entre estos seres vivos están los árboles, las plantas y todo lo que podés encontrar en él, pero además nosotros, los humanos. Estas relaciones son las que van definiendo el rumbo que va tomando el conjunto.
—Creo que te sigo pero, si te explayás un poco más, te lo gradeceré. ..
—Por supuesto, amigo… Lo que trato de decirte es que definir el rumbo es una tarea de todos los días de todos los que, de alguna forma, incidimos qué hacer para mejorarlo o simplemente disfrutamos de él, luego nos vamos y punto. Los que podemos incidir somos los usuarios o visitantes eventuales, las autoridades del Gobierno de la Ciudad, las entidades barriales y cualquier otra persona o entidad que ponga en marcha acciones concretas para evitar su abandono y embellecerlo, relacionándose con el parque en forma, digamos que “amable”.
—Y una cosa trae la otra, ¿no? Cuanto más lindo esté, más personas vendrán a disfrutar de él durante la semana y los findes.
—Tal cual, esto será un círculo virtuoso que hará que este ecosistema, que es un organismo vivo, se oriente hacia un rumbo que deseamos todos nosotros. El mundo vegetal contribuirá con su cuota parte, favorecido por los cuidados que los humanos le brindemos.
—¿Y si no ocurre eso? ¿Qué perspectivas ves?
—Te aclaro que eso me parece muy poco probable, pero en el hipotético caso de que ocurriese, el ecosistema entraría en una espiral viciosa, no virtuosa, y en este mismo lugar dentro de varios años encontraríamos cualquier otra cosa; edificios, una cancha de fútbol, lo que la Municipalidad permita. Por eso todo lo que hagamos para favorecer la primera opción es poco, para nuestro beneficio y el de nuestros descendientes. Y ya completamos la segunda vuelta. Vamos que falta solo una más….
—Si me permiten agregar algo —Marcelo hace oír su voz en la charla—, modestamente creo que este ecosistema viviente debe tener algo así como una musa inspiradora que le inyecte energía permanentemente y lo ayude a avanzar hacia el rumbo que todos deseamos.
—¿A ver, a ver? ¿Cómo es eso, Marcelo? —pregunta Juanpi, sorprendido—. Había leído alguna vez algo parecido sobre lo que decís, pero la verdad es que no me había puesto a pensar en eso para este caso. ¿Cómo creés vos que algo le facilitaría el camino a este sistema para entrar en una espiral cada vez más virtuosa?
—Creo que esa musa inspiradora debe representar cabalmente al espíritu del barrio en el que está inmerso ese hábitat tan particular, en este caso, nuestro querido barrio de Saavedra. ¡El barrio es la casa del hábitat! Si hasta llevan el mismo nombre, ¿se dan cuenta? Esa musa que representa su espíritu debe ser algo bien visible para los que disfrutan de él, ¿no creen?
—Sí, sí, debería serlo, creo yo… —responde Juanpi—. Pero, ¿Qué estás tratando de decirnos? Me parece que te conozco, masacrita..
—Miren, allá adelante, a unos cincuenta metros hay un banco. Me gustaría que nos sentemos cinco minutos.. ¿puede ser?
—Claro, por supuesto, Marce —responde Camilo—. Lo que vos digas.
—… Bueno, aquí estamos —dice Marcelo una vez que están sentados observando la esquina noroeste de Besares y Superí—. ¿Qué ven allí, en esa pared? Por favor mírenlo detenidamente….
—Vemos una pared blanca de una casa en esquina en la que han dibujado con trazos marrones un retrato en el que está el “polaco” Goyeneche, a la izquierda; y el escudo “marrón”, a la derecha —responde Juanpi—. Lo vemos cada vuelta que pasamos por acá, Marce. Pero, ¿por qué nos preguntás esto, que es tan obvio?
—Muchachos, se los pregunto porque lo que ven no es un simple retrato, que podría observar cualquier desprevenido visitante; sino “El Retrato”, mirando hacia el parque; su “Musa Inspiradora” que les comenté antes. En una simple pared, condensados los dos más fieles sentimientos del barrio, del que se nutre el ecosistema todos los días de su vida para seguir creciendo….
—Pero, Marcelo, ..¿no estás exagerando un poquito? —le pregunta Juanpi—… ¿sólo un poquito, nada más?
—No, muchachos, no…. ustedes recién llegan al barrio, pero cuando tengan varios años en él se darán cuenta y me darán la razón. Miren, hace ya unos cuantos años venía caminando con mi viejo, ya un hombre ochentón que vivió toda su vida acá, y el pasar por acá, ¿saben lo que me dijo?
—Ni idea, Marce —responde Camilo—. ¿Qué te dijo tu viejo?
—Al pasar por acá, miró hacia la esquina y al ver a “El Retrato”, me susurró al oído algo que jamás olvidé. Me dijo… “¿Sabés Marcelo?.. Estos dos son eternos, ..no morirán jamás en el espíritu del barrio. Mi viejo me lo dijo a mí cuando yo era un purrete y mirábamos en esa misma esquina el retrato de Gardel y el escudo calamar..” Y fue así, nomás. Él se fue un año después, pero ellos siguen estando todos los días para que los veamos cada vez que pasamos por acá..
—Gracias por compartir algo tan preciado para vos, Marce —le dice Camilo—. Seguramente lo veremos con ojos distintos de ahora en más cada vez que hagamos nuestras vueltas.
—Yo también te agradezco, Marce —agrega Juanpi—. Tengo que procesar todo lo que dijiste y lo valoro mucho por lo que representa para vos y seguramente dentro de poco tiempo también lo asociaré al crecimiento de este ecosistema..
—Bueno, basta de cháchara —dice Marcelo, levantándose—. ¿Terminamos de dar la última vuelta?
Y así lo hace el trío hasta que cien metros más adelante es Juanpi quien les pide a sus dos amigos que se detengan una momento.
—¿Qué te pasa, Juanpi? —le dice Camilo—. Te veo muy pálido. ¿Te sentís bien? Mejor descansamos un poco..
—Dale, paremos —agrega Marcelo—. No nos corre nadie, sentémonos en ese banco así tomás aire y después seguimos…
—Muchachos, ¿no vieron a esos dos que nos cruzamos? —les pregunta Juanpi, temblando a más no poder—. Esos que van allá —los señala, dándose vuelta.
—Sí, Juanpi, pero ¿qué pasa? —responde Marcelo, muy preocupado—. Estás transpirando… ¡ por favor, Juanpi!, ¿qué pasa?
—¡Son ellos, muchachos, en ellos!... ¡No estoy, loco! ¡Créanme, por favor!
—Pero, ¿quiénes, Juanpi, quiénes son esos dos tipos? —le pregunta Camilo
—¡Los asesinos, lo juro por lo que más quiero! ¡Son ellos! ¡Los reconocí por las caras! ¡Estoy, seguro. No me estoy equivocando!
—Pero Juanpi, no puede ser —le contesta Marcelo, zamarreándolo de los hombros—. ¿Y la renguera?.. ¿Y la calvicie? ¿Estás seguro?
—¡Completamente, Marcelo! ¡El más bajo que venía trotando era el rengo y el alto melenudo era el otro! Tengo sus facciones en mi cabeza.
—¿Pero qué?... ¿Estaban camuflados el día del crimen, entonces?.. ¡
—Y.. ¿qué se yo, Marce? No lo sé; o sea, sí, deberían estarlo… ¡Ya no sé ni lo que digo! Pero estoy seguro de una cosa… Son ellos…
—¡Qué hijos de su madre! —grita Camilo—. Nos engañaron con la casa a la que no entraron.. y ahora con sus disfraces… ¡Vamos a la policía del parque ya mismo! Si siguen trotando, los pueden agarrar.
—¡Pará, loco, pará! —responde Marcelo, tratando de mantener una posición un poco más objetiva—. ¿Qué les vamos a decir? ¿Qué pruebas tenemos?
—¡Lo que acaba de decir Juanpi! ¡Es más que suficiente! ¡Vamos, antes de que se escapen! ¿Vos estás seguro, no, Juanpi?
—¡Más que seguro!, ¡Segurísimo, muchachos!
—Discúlpenme que insista, pero pensemos un poco…. Vamos a ir a decirles que acabamos de ver a los asesinos, a los que hace no mucho una vecina y nosotros mismos dijimos que una era rango y el otro totalmente calvo; y que además habían entrado en una casa, que luego se demostró que había estado vacía; pero que ahora no son ni rengo ni calvo y trotan de lo más normales, y que la única prueba que tenemos es la opinión de Juanpi….. ¿Es así la cosa?
—Tal cual —responde Juanpi—. Lo describiste muy bien.
—Bueno, muchachos, vayan ustedes —contesta Marcelo—. Yo después les voy a ir a llevar galletitas a la cárcel…. ¡a ustedes dos..!
Epílogo
—Para el proyecto del edificio nuevo se terminaron de hacer todos los planos con los detalles requeridos. Al ser presentado en la Municipalidad quedó cajoneado durante un tiempo, pero poco después comenzó su tratamiento. Se consiguieron los fondos para solventarlo mediante los aportes de las tres fuentes de financiación a las que recurrieron nuestros amigos. En la actualidad se espera una resolución favorable de la Municipalidad durante los próximos meses y tanto Juanpi, como Marcelo y Camilio ya se imaginan dando sus charlas en el piso superior del complejo.
—El pretendido romance entre Camilo y la profesora de gimnasia nunca llegó a florecer porque nuestro hombre no quiso arriesgarse a pasar papelones frente a una joven y enérgica belleza.
—El crimen nunca fue esclarecido. La policía aún continúa buscando a los sospechosos, según la descripción suministrada por Juanpi. El nuevo encuentro nunca fue denunciado, a pesar de que las dos personas que este había visto el domingo eran realmente los autores del crimen. Juanpi también había estado en lo cierto en lo visto sobre el supuesto ingreso de los mismos a la casa de la esquina de Conde y Manzanares. Los dos autores del hecho, disfrazados, habían amagado entrar a la misma sabiendo que estaba vacía, permanecieron frente a su puerta durante dos minutos para engañar a quienes pudiesen estar observándolos y luego se alejaron del lugar rápidamente.
—El Mercado municipal se instaló el jueves a primera hora, como era lo habitual. Había tres nuevos ocupantes en la verdulería, la fiambrería y la dietética. De los anteriores se supo que fueron invitados “amablemente” a no concurrir más al mismo.
—La Feria de artesanos se continuó extendiendo a lo largo de la rotonda y ocupa actualmente más de dos manzanas de largo. Se agregaron varios puestos de distintos rubros y la cantidad de visitantes sigue creciendo en progresión geométrica.
—Los negocios alrededor del parque continuaron con suertes diversas, resultando en una alta rotación. Los vaivenes de la economía continuaron, por lo que varios de ellos tuvieran que cerrar. El promedio general fue altamente positivo en lo que a su tamaño respecta. Más negocios de tamaños respetables fueron añadiéndose.
—El padre Hugo Trinchero continuó dando sus misas en la Parroquia de la Sagrada Familia. Su historia se hizo más conocida en el barrio como un ejemplo de que se puede renacer a cualquier edad, a pesar de las dificultades por las que se esté atravesando.
—Las propiedades del barrio se valorizaron cada vez más, como consecuencia directa del atractivo que generó el parque, para satisfacción de los dos amigos que recién habían llegado al mismo.
—El ecosistema continuó evolucionando como una espiral virtuosa, ya que el Gobierno de la Ciudad se encargó de mantenerlo y mejorarlo permanentemente, lo que atrajo a más visitantes que, a su vez, incorporaron nuevas actividades. Mediante los cuidados brindados por el Gobierno más la actitud respetuosa y solidaria de los visitantes, la evolución del parque sigue contradiciendo el Segundo Principio de la Termodinámica, ya que entre todos siguen manteniendo su baja entropía e impidiendo que pretenda migrar hacia otra de mayor valor.
—“El Retrato” fue declarado Patrimonio Histórico de la Ciudad de Buenos Aires y recibió a partir de entonces una esmerado mantenimiento periódico. La explicación dada por Marcelo se corrió de boca en boca por el parque y ahora todos los caminantes y joggers lo observan con gran cariño cada vez que pasan delante de él.
—Las caminatas de los tres amigos continúan diariamente hasta la fecha y, ocasionalmente, se les suman algunos vecinos más, que los observan como un activo más del parque.
—Yo también estoy muy contento de haberme mudado a solo tres cuadras del parque, de ir frecuentemente a él y de ser uno de los que, de vez en cuando, se suman a las caminatas de los tres amigos.
FIN
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