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Foto del escritorTony Salgado

El orgullo de ser adulto mayor

Sol Rodríguez Maizegui, editado por Tony Salgado

Agosto, 2023

 

Estereotipos y prejuicios

Hace más de una década que recorro diferentes lugares con el propósito de militar una nueva mirada sobre el proceso de envejecimiento.

Una perspectiva mucho menos estereotipada, prejuiciosa y viejista (discriminatoria) de la que predomina socialmente.

Treinta años atrás era impensado imaginar que el Siglo XXI sería el siglo de la longevidad.

Las ideas y representaciones que fuimos gestando alrededor de la vejez nos obligaron a enajenarnos de un proceso tan humano y vital como el de envejecer al punto de percibir como insultante que nos digan viejo/a personas que no tienen un vínculo afectivo con uno/a.

Si exploramos en el disco duro personal, después de cierta edad (que no necesariamente es la de la vejez sino mucho más acá, 30, 40 o 50 años) apenas aparece un olvido, una dolencia física, o el deseo de no seguir haciendo lo que en otros momentos de la vida hacíamos con frecuencia, lo asociamos inmediatamente “al viejazo”.

Sin embargo, pensemos unos segundos por fuera de las primeras ideas que se nos vienen a la cabeza, deberíamos reírnos de nuestras conjeturas, ya que no es el “viejazo” sino factores asociados a la salud física, espiritual y mental, a los estilos de vida, contextos y exigencias de rendimiento social los que van determinando nuestros síntomas o mejor dicho “esos” síntomas mal atribuidos al paso del tiempo.

 

La vejez no es una enfermedad. Punto.

Ahora bien, leamos con detenimiento la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS): “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

Esta definición no categoriza, no divide, no segmenta en edades. Traerla pretende evitar las generalizaciones.

O mejor díganme ustedes envejecientes ¿acaso la vejez nos inhibe de la posibilidad de sentirnos bien física, mental y socialmente?

La definición de vejez que esboza la Convención Interamericana de Protección de DDHH de las Personas Mayores es: “construcción social de la última etapa del curso de vida”. Construcción social, o sea, lo que entendemos por vejez socialmente.

Ideas, representaciones, configuraciones, estereotipos creados (y creídos) por nosotros. ¡Sí! Vos, yo, nosotros, nosotras.

Evidentemente esas construcciones sociales deben ser hackeadas. ¿Por qué?

Un estudio impulsado por Becca Levy y Suzanne Kunkel, de la Universidad de Yale y de Miami (estudio que duró desde 1975 hasta 1998) destacó que es importante deshacerse de estereotipos que causen pensamientos negativos sobre la vejez, las personas mayores y el propio proceso de envejecimiento, ya que influyen en los pensamientos: “las percepciones negativas pueden disminuir la esperanza y calidad de vida, lo alentador es que la auto-percepción positiva puede prolongarla”.

Percibir que todo lo malo que nos sucede física y psíquicamente, a medida que pasa el tiempo, es consecuencia de la vejez y del propio proceso de envejecimiento disminuye nuestra calidad y expectativa de vida.

No debemos ser tan reduccionistas. La realidad nunca es tan lineal.

Hackear al viejismo

Según la definición que arroja Google, hackear es “acceder ilegalmente a sistemas informáticos ajenos y a manipularlos”.

Pues bien, vamos a tener que hacer lo mismo con nuestro disco duro social y personal.

La mejor herramienta para lograrlo es formular las siguientes preguntas:

⦁ ¿Por qué tenemos tanto miedo a envejecer?

⦁ ¿La juventud es la única etapa de la vida que merece ser disfrutada?

⦁ ¿Por qué digo: “me siento joven” cuando deseo expresar que me siento vital, deseante, con proyectos, emprendimientos, ganas de bailar, reír, disfrutar, etc.?

⦁ ¿Por qué digo “me siento un viejo/a” cuando no tengo ganas de hacer algo o me siento aplastada y con poca vitalidad?, ¿acaso los sentimientos y emociones se categorizan por edades?

⦁ ¿La vida se termina cuando nos jubilamos?

⦁ ¿Todas las personas se jubilan?

⦁ ¿Por qué existe una Convención que promueve el respeto de los derechos humanos de las personas mayores?

⦁ ¿Por qué las canas y las arrugas tienen mala fama?

⦁ ¿Por qué los hombres canosos son más aceptados que las mujeres canosas?

⦁ ¿Por qué hablar de sexo en la vejez es un tema tabú?

⦁ ¿Por qué las palabras viejo, vieja, viejos tienen mala prensa?, ¿por qué percibimos como un insulto que nos digan viejos, viejas (siempre y cuando no sea de alguien a quien quiero)?, ¿pasa lo mismo cuando mencionamos las palabras niños, niñas, jóvenes, adultos?

⦁ ¿Por qué las personas mayores solo están asociadas a roles como los de abuelos, abuelas o personas jubiladas?, ¿acaso no ejercen otros roles?

⦁ ¿Todas las personas mayores son abuelos o abuelas?

⦁ ¿Todas las personas que son abuelos o abuelas, son personas mayores?

⦁ ¿Se puede seguir soñando, proyectando en la vejez?

⦁ ¿Es lo mismo envejecer en el campo que en la ciudad, en Buenos Aires que en Córdoba, en América Latina que en Europa, en barrios y/o zonas vulneradas y vulnerables que en otras con mejores condiciones de vida y accesos?

⦁ ¿Es lo mismo envejecer siendo una persona trans, miembro de comunidades aborígenes o migrantes que siendo una persona que ha envejecido en el contexto de la heteronorma?

 

Orgullo Mayor

Hagamos de cuenta que el 1° de octubre ya es el Día del Orgullo Mayor.

¿Saldrías a la calle a reclamar por los derechos que te vulneran a diario por ser una persona mayor?

La vejez no distingue, con algo de suerte todos tendremos la posibilidad de ser personas mayores.

Ahora, para reclamar derechos que son vulnerados hay que identificarnos con el colectivo de personas mayores.

⦁ Ah! Pero yo no soy vieja

⦁ Viejo, ¿yo?

⦁ ¡Viejos son los trapos!

⦁ Yo no dejo entrar al viejo

⦁ Soy una joven mayor

⦁ Estoy viviendo mi tercera juventud.

Eufemismos, eufemismos y más eufemismos. O sea, palabras que reemplazan aquellas que no queremos decir: viejo, vieja, vejez.

Se me acaba el espacio.

Volvamos a Graciela Zarebski, una gran referente del ámbito gerontológico de nuestro país y el mundo. Graciela tiene 75 años.

El año pasado fundó el InICiEn y es la promotora detrás de la propuesta de establecer el Día del Orgullo Mayor.

Orgullo. La palabra es fuerte.

Sentir orgullo de envejecer, de haber envejecido, de ser una persona mayor, un viejo, una vieja.

¿Te imaginás una marcha del orgullo mayor?, ¿te imaginás estar tan hackeado que terminás comprendiendo que la vejez es una verdadera conquista de la humanidad, que es una etapa plena de desafíos, potencialidades y oportunidades tal como lo fueron como las previas?,

¿Sabías que en tan solo 20 años habrá en el mundo más personas mayores que menores de edad?.

El envejecimiento poblacional es una conquista de la humanidad.

La gran paradoja es que deseamos vivir más sin envejecer. ¡Plop! Imposible.

Envejecer es vivir, vivir es envejecer.

 

 

Acabo de cumplir 78 años y hace 13 que me jubilé. Creo innecesario decir que me identifico can varios de los eufemismos que se mencionan en el artículo.

Mi forma de hackear a la vejez y de sentir orgullo de ser un adulto mayor es levantarme cada día sabiendo que puedo contribuir activamente a mejorar la situación en que está inmersa nuestra sociedad.

Lo hago escribiendo artículos, libros, ayudando a ONGs, manteniéndome al tanto de los últimos desarrollos científicos y.. ¿por qué no?.. rezando por quienes más necesitan la ayuda de Dios.

Son años para que devuelva a nuestro país lo mucho que recibí de él en mi juventud, entre otras cosas, una carrera universitaria gratuita, que no es poca cosa.

Mi cuerpo ha envejecido, como corresponde, y no me importa que me digan viejo. En el fondo sé que soy tan solo un adulto mayor, y me enorgullezco de ello.  

 

Tony Salgado

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