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El mundo de Darwin

Foto del escritor: Tony SalgadoTony Salgado

Tony Salgado (con datos de National Geographic)

Febrero 2024 

 

La curiosa mirada de Charles Darwin al mundo que le rodeaba fue el motor de la teoría que cambió radicalmente la comprensión de la selección natural de las especies que han habitado la Tierra. 

Nacido en 1809 en Shrewsbury, una tranquila localidad inglesa de unos 70 000 habitantes cercana a Gales, Darwin creció en el campo y desafió a la muy religiosa sociedad victoriana de la época al sugerir desde el principio de sus estudios que humanos y animales podían tener una "ascendencia común".  

Su vida tiene cinco datos curiosos, habiendo sido uno de los eruditos que más ha influido en la investigación científica de la naturaleza hasta nuestros días.

 

Descendía de una familia de médicos y científicos

Darwin tenía un padre y un abuelo vinculados a la medicina y la investigación científica. En efecto, era hijo de Robert Waring Darwin, un respetado médico de su ciudad natal, y nieto de Erasmus Darwin, también médico (y poeta), que escribió un estudio titulado “Las leyes de la vida orgánica” en 1796.

El propio Charles también estudió medicina durante un tiempo: su padre lo envió a Escocia a los 16 años para que se hiciera médico en la Universidad de Edimburgo en 1825. Pero nunca completó el curso, u esto se debió a que odiaba las clases de anatomía y cirugía, las que le producían náuseas.

 

Tardó dos años en crear su teoría y diez en publicarla

Escribió el libro “El origen de las especies mientras viajaba por el mundo a bordo de un barco llamado HMS Beagle.

En esa embarcación dio la vuelta al planeta durante cinco años (1831-1836), pasando por las Islas Galápagos en1835.

Fue observando la fauna y flora de las Galápagos, que cuentan con especies muy particulares debido a su ubicación (a 1000 kilómetros de la costa de Ecuador), donde pudo completar su tesis sobre la "Evolución de las especies".

La teoría de Darwin fue escrita entre 1837 y 1839, “El origen de las especies” no se publicó hasta 1859.

Ello ocurrió un año después de la publicación de otro naturalista, Alfred Russel Wallace, que había llegado a resultados similares a los de Darwin en sus investigaciones.


 

 Además de las Galápagos, visitó Brasil, Argentina y Uruguay

Durante su largo viaje con el HSM Beagle, el naturalista británico pisó suelo brasileño y argentino.

Visitó Tierra del Fuego, donde conoció la Patagonia.

En Uruguay, recorrió Montevideo y navegó por el Río de la Plata.

En Brasil, Darwin visitó Salvador de Bahía y Río de Janeiro, donde permaneció unos meses y se dedicó a estudiar insectos, entre otros animales.

El científico se sumergió en la selva nativa, pero quedó negativamente impactado por la esclavitud, ya que Brasil recién se abolió en 1888, más de 50 años después de su paso.

El naturalista solo tenía 22 años cuando inició su viaje por el Beagle, el que fue transformador para su carrera y para él personalmente.

 

Fue enterrado en una famosa iglesia, a pesar de que era agnóstico.

El científico murió en 1882, a los 73 años.

A pesar de no haber profesado nunca ningún tipo de religión, dios o deidad durante su vida; fue enterrado en la Abadía de Westminster, una de las principales de Londres.

Este acto es uno de los mayores reconocimientos post mortem, y un honor que solo se concede a figuras muy importantes de la historia británica.

En Westminster, Darwin se unió al físico Isaac Newton, al escritor Charles Dickens y a 17 reyes y reinas británicos.

  

Tiene una efeméride en su honor: el Día de Darwin

Los descubrimientos científicos de este explorador e investigador también acabaron haciéndolo popular en todo el mundo. Por ello, el día de su nacimiento se convirtió en el Día de Darwin, una efeméride creada en su honor. 

Celebrado anualmente el 12 de febrero por organizaciones vinculadas a la investigación científica, este día se creó para conmemorar la vida y obra del naturalista británico, recordar sus logros científicos e inspirar acciones educativas en este ámbito.

Las celebraciones comenzaron en 1995, cuando tuvo lugar en la Universidad de Stanford (Estados Unidos) lo que se considera "el primer acto oficial para homenajear a Darwin". Desde entonces, la iniciativa se ha extendido a otras organizaciones educativas de todo el mundo.

 

 

Debo confesar que siento un gran respeto y admiración por este genial investigador británico de la Edad Moderna.

No puedo menos que imaginarlo en soledad y con su libro de anotaciones a cuestas, observando detenidamente los mundos vegetales y animales en los más recónditos lugares del planeta, en especial en la época que le tocó vivir.

Su intuición y raciocinio, alimentados por la información que la visión le iba transmitiendo objetivamente a su cerebro, cuestionando y refutando los paradigmas existentes, habrán sido, sin dudas, excepcionales.  

Y la conclusión a la que llegó, no ocurrió en ningún pulcro laboratorio de investigación de alguna renombrada universidad, sino, por el contrario, en medio de ambientes tan lejanos y hostiles, como Galápagos, Tierra del Fuego o el Amazonas.

Recién dos siglos después, y con soporte de la muy sofisticada tecnología de información actual y de grandes presupuestos de por medio, la ciencia pudo descubrir el genoma humano y con él, verificar que minúsculas alteraciones en sus cadenas eran los únicos motivos por los que los seres vivientes en nuestro planeta nos diferenciamos unos de otros.

En definitiva, lo que descubrió es que..

¡¡Somos animales y nos adaptamos al medio en el que vivimos, como lo hace cualquier otro pariente nuestro, por más lejano que sea..!!  

  

 

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