Sin plan
...Viene de XI A de XIV
La Florida es un Estado en el que los huracanes no son una novedad. Desde siempre la han azotado los mismos mostrando su ferocidad, descargando su temible energía para desgracia de sus habitantes, tanto permanentes como turistas.
La época del año en que aparecen es desde junio hasta octubre y para tratar de suavizar un poco sus indeseables efectos, han decidido bautizarlos con nombres de personas; varones y mujeres alternativamente.
La península se ha estado preparando a lo largo del siglo XX para hacerles frente, pero claro… siempre y cuando no sean de categoría 5, la máxima posible, con vientos que pueden superar los doscientos cincuenta kilómetros por hora. Los últimos recordados fueron el Andrew y el Michael, cuyos efectos han sido devastadores.
En los mismos momentos en que trascurren las dos acciones anteriores, sobre el estado sureño está a punto de hacer tierra el huracán Winona, el que, de no reducir su intensidad, puede alcanzar dicha categoría.
—¡Ojalá nos puedan recibir en el centro de acogida, Alex! —el ruego al conductor de la camioneta proviene de su preocupada esposa—. Es la última posibilidad que nos queda para protegernos.
—Espero que así sea, Betty. Debimos haber venido antes como te dije; y no me hiciste caso.
—Es difícil dejar todo lo que tenemos sólo en nuestra casa. Si nos llegan a robar estaremos en graves problemas, lo sabes bien.
—Lo sé, pero este huracán no es chiste y nuestra casa no está muy bien preparada para resistirlos. Ya nos pasó la última vez, Betty.
—No hace falta que me lo recuerdes. Confío en que hayas tomado la decisión correcta. Y a propósito, ¿cuánto falta para que llegue a la costa, según lo último que escuchaste?
—Un par de horas, no mucho más. El viento ya me está inclinando bastante el coche hacia la derecha. Ya no es fácil manejar así, te lo garantizo. Pero bueno, ya llegamos a Boca Ratón.
—Menos mal, ¿y sabés cómo llegar al centro de acogida?
—El GPS me marca que en diez minutos estaremos en el refugio. Como era una Planta IBM, está dotada de servicios Wifi y TV para seguir la evolución del huracán.
—Menos mal, espero que no nos hagan problemas para dejarnos entrar. ¿Qué crees?
—No creo que nos lo hagan. Vivimos en el mismo Condado de Palm Beach; y está previsto para nosotros.
—Este país sí que está preparado para estas catástrofes naturales, Alex, como lamentablemente sabemos que no lo está de donde vivimos, en Cuba.
—Bueno, Betty, no es momento de recordarlo ahora. Mira, allá está y se ven huecos en la playa de estacionamiento. Eso significa que habrá lugar para nosotros. ¡Preparate para bajar y salir corriendo...!
Partiendo de un escenario con una falla en Internet no mayor de dos días, algunas personas se atrasarían en sus trabajos, pero ello no sería un grave problema para sus empresas, ya que sería equivalente a un fin de semana.
Los viajes serían afectados parcialmente, ya que los aviones pueden volar sin internet, y los autobuses y trenes también pueden funcionar.
Para la recuperación de Internet, en el caso de su interrupción, se utilizan varios servicios, que difieren entre sí según el tipo de información y la metodología que se aplique. Entre otros, documentos en Internet y espacios informativos; listas y directorios; bases de datos de recopilación automática; sistemas jerárquicos y/o distribuidos; delegación y el empleo de agentes.
No obstante los adelantos logrados y su continua evolución, en la actualidad los servicios de recuperación enfrentan algunas deficiencias, como ser:
La recuperación basada en elementos de búsqueda a expensas del usuario implica un conocimiento del vocabulario y los sistemas que, con frecuencia, conducen a generar ruido.
Los índices utilizados para la recopilación y el transporte de documentos provoca congestión en las conexiones y no es eficiente.
La cobertura se limita a algunos espacios informativos. Algunas bases de datos tradicionales escapan a la recopilación y a la recuperación.
Los sistemas no siempre son accesibles.
Los sistemas de recopilación automática no pueden seguir con el ritmo adecuado la dinámica y falta de estabilidad de los documentos.
Los sistemas actuales no posibilitan el intercambio de experiencia entre los usuarios con intereses afines ni el ajuste entre diversos episodios de recuperación de un mismo usuario y la actualización del mismo.
Pocos instantes después de que transcurriesen las tres historias simultáneas anteriores la onda de choque del viento solar creada por el Astro Rey, junto con las partículas que se desplazaban a grandes velocidades, llegaron a nuestro campo magnético terrestre, lo cargaron de energía y supusieron la interrupción total del funcionamiento de radios, televisión, radares, instrumental de navegación y, por supuesto, Internet.
Estos indeseable efectos duraron doce horas, al cabo de las cuales se comenzaron a recuperar los servicios según los planes preparados para cada uno.
En la pista del aeropuerto de Denver, Colorado, el atribulado conductor de la ambulancia está dialogando con el guardia de seguridad apostado frente al avión que debía partir hacia Nueva York.
—¡Doc, me acaba de decir el personal de seguridad que se ha cancelado el vuelo al JFK! —le transmite Pete al doctor Roger Hilman.
—¡Pero no puede ser! —responde con irritación el doctor—. El paciente allá corre riesgo de vida. ¿Te ha dicho algo más?
—Parece que el apagón es total, doc, afecta a todos los instrumentos y por supuesto, no hay ningún tiempo probable en que esto pueda quedar resuelto.
—¡Maldición! ¡La Ley de Murphy a pleno! —Bueno, Pete, igual quedémonos aquí por las dudas. En una de esas esto se revierte rápido. Y todo porque a nuestra estrella se le ocurre soplar….
En Madrid, don Aníbal Trejo Zuvillaga ha esperado inútilmente la llamada de su agente de bolsa Antonio, para que le confirmase la operación de venta de bonos que había quedado en realizar antes del apagón. Desesperado y enterado del motivo del mismo por un vecino, ha decidido acercarse a la oficina de su agente, ubicada frente a la Bolsa de Valores.
—Hola Antonio. Te vengo a ver personalmente porque no hay forma de comunicarme.
—Sí, don Aníbal. Traté por todos los medios de llamarlo, pero no lo pude conseguir.
—Antonio, quiero saber una sola cosa…¿te confirmaron la operación de venta de mis bonos?
—Don Aníbal, lamentablemente no, ¿para qué le voy a mentir? En el mismo momento en que me dijeron que me la iban a confirmar se apagó todo y en todos los lugares.
—Y entonces…., ¿qué pasa, Antonio, por favor?
—No sé decirle, don Aníbal. Es la primera vez que ocurre algo así desde que opero en la Bolsa, hace treinta años.
—Pero… ¿no podés decirme nada?
—Si esto se alarga, don Aníbal, tendremos que esperar a que abra mañana y a primera hora me dirán si la operación llegó a entrar o no…
—Creo que me voy a vaciar el frasco de Rivotril para poder pegar los ojos esta noche, aunque sea un rato, esta noche.
En el Centro de Acogida de Boca Ratón, el matrimonio ha logrado ingresar en el último momento, previo al apagón.
—Gracias a Dios, Alex, que nos aceptaron y pudimos entrar.
—Justito, ¿eh, Betty? Un minuto más y nos quedábamos afuera.
—Bueno, un tiro para el lado de los justos. ¿Era hora.. no, Alex?
—Y.. sí…. Aunque lamento decirte, Betty, que mientras dure el apagón no podremos ver por dónde anda la tormenta porque no hay televisión, ni usar los celulares, ya que tampoco hay wifi…
—¡Por lo que a mí me importa! En todo caso, lo lamentarás vos..
—Pues sí. Se hará bastante larga la espera, Betty…
Como verán los distinguidos lectores, la última historia ha tenido un final feliz… ¡por lo menos hasta que el matrimonio regrese a su hogar…!
Las dos primeras, en cambio, quedan abiertas a la imaginación del lector… (aunque les debo confesar que mis augurios no son, precisamente, buenos…).
Lo único común a las tres historias es que no había, ni probablemente lo haya a corto y mediano plazo, un Plan B frente al desgraciado evento que ocurrió.
Comments