Estimado amigo. Hace muy pocos días subimos una nota basada en un artículo publicado en el periódico El País, de Madrid, sobre la llegada de los talibanes al poder en Afganistán.
Lamentablemente, en esta ocasión este país vuelve a concitar la atención mundial debido a un trágico atentado suicida, perpetrado por un despiadado grupo terrorista enfrentado con los talibanes.
El Medio Oriente vuelve a estar en la palestra del mundo, y alrededor de los países que lo conforman se sigue desarrollando la telaraña que tejen sin descanso los intereses de las principales potencias mundiales; en medio de la extrema pobreza en la que discurren las vidas de sus habitantes.
Creo que es tiempo de informarse y dejar decantar las noticias, a medida que van ocurriendo, para poder sacar conclusiones objetivas y valederas.
Un atentado del ISIS provoca una matanza en la evacuación de Kabul
Ángeles Espinoza y María Antonia Sánchez-Vallejo
El País, Agosto de 2021
“Un suicida se ha inmolado entre la multitud concentrada en los alrededores del aeropuerto de Kabul mientras un segundo artefacto explotaba en un hotel cercano.
La advertencia de EE UU acerca de un inminente ataque terrorista en las inmediaciones del aeropuerto de Kabul se confirmó este jueves por partida doble, añadiendo confusión a la vorágine de las labores de evacuación y una imagen, la de militares estadounidenses muertos, que el presidente Joe Biden nunca habría querido contemplar como colofón a las críticas por la caótica retirada de Afganistán.
Decenas de muertos —incluidos 13 militares estadounidenses— y de heridos es el balance de un doble atentado suicida perpetrado en torno al aeródromo.
Fuentes locales y de los talibanes, citadas por la agencia Reuters, cifran en al menos 85 los fallecidos, incluyendo los 13 estadounidenses.
No hay datos oficiales confirmados y en muchos de los alrededores 150 heridos luchan por su vida.
El primer ataque se produjo en la entrada principal del recinto Abbey Gate, donde desde hace días se concentra una multitud ansiosa por escapar del país, cuando un terrorista suicida hizo detonar la carga explosiva de su chaleco mientras era inspeccionado en el control de acceso, bajo control de militares estadounidenses.
El segundo, perpetrado asimismo por un suicida, tuvo lugar en uno de los accesos al hotel Baron, situado a unos 200 metros de distancia.
El ISIS, enemigo declarado de los talibanes, se atribuyó la autoría de los ataques.
Las nuevas autoridades de Kabul se apresuraron a condenar el atentado. “A pesar de que estamos entristecidos por la pérdida de vidas, continuaremos nuestra misión. Todavía hay una serie de amenazas activas en torno al aeropuerto, desde un posible ataque con cohetes, a un atentado con coche bomba”, aseguró desde el Pentágono el general Kenneth Mckenzie, jefe del Estado Mayor, en alusión a la evacuación de estadounidenses y colaboradores afganos de Kabul.
Tras las explosiones, “milicianos del ISIS abrieron fuego contra civiles y fuerzas militares” en la zona, informó el alto mando.
El portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, condenó “enérgicamente” el atentado.
“Ha ocurrido en una zona donde las fuerzas de EE UU son responsables de la seguridad”, precisó en su cuenta de Twitter, aunque en la práctica es una información matizable.
Milicianos talibanes vigilan el exterior del aeropuerto, mientras la supervisión del interior del recinto está en manos de EE UU, con un despliegue de 5.200 soldados autorizado por el presidente Biden para garantizar la seguridad de la evacuación.
La Casa Blanca seguirá adelante con los planes de evacuación, descartando cualquier modificación del plazo de salida, que concluye el próximo 31 de agosto, a consecuencia del doble atentado.
El general Mckenzie, que elevó a un millar los ciudadanos estadounidenses que siguen en Afganistán, subrayó que las tropas continuarán la misión encomendada. “La amenaza del ISIS es completamente real y esperamos que ataques como estos no se repitan”, precisó el jefe de Estado Mayor, que aseguró que su país “perseguirá” a los responsables del doble atentado.
El de este jueves es uno de los más mortíferos padecidos por las tropas de EE UU a lo largo de las dos décadas que ha durado el despliegue aliado.
El presidente Joe Biden fue informado de los hechos mientras mantenía su reunión diaria con los miembros del equipo de seguridad nacional, a la que se incorporó desde Guam la vicepresidenta, Kamala Harris, de gira oficial por Asia.
La noticia obligó a posponer la importante reunión que el mandatario iba a mantener con el primer ministro israelí, Naftali Bennett.
También se aplazaron otras comparecencias previstas en la Casa Blanca.
Posteriormente, Biden pronunció un duro mensaje a los responsables del atentado: “No vamos a perdonar ni a olvidar. Perseguiremos a los terroristas y les haremos pagar por esto”.
Pese a la alerta emitida a última hora del miércoles por la legación estadounidense en Kabul, instando a sus ciudadanos a evitar el traslado al aeropuerto por riesgo inminente de ataque terrorista, un diplomático occidental confirmó a Reuters que las entradas del aeródromo seguían colapsadas por una multitud ansiosa de escapar, a medida que se aproxima la fecha límite de la evacuación, el próximo martes.
Poco antes de la explosión, el portavoz del Pentágono había desmentido informaciones que apuntaban a un final anticipado de las evacuaciones a causa de la amenaza terrorista. “Vamos a seguir evacuando a tantas personas como sea posible hasta el término de la misión”, tuiteó Kirby.
Desde la entrada de los talibanes en Kabul el día 15, decenas de miles de afganos se concentran en los alrededores del aeropuerto con la esperanza de colarse en alguno de los vuelos que Estados Unidos y sus aliados han organizado para evacuar a sus nacionales y a sus colaboradores locales.
Las aglomeraciones han dificultado la tarea y causado estampidas mientras que los tiroteos han causado una veintena de muertos.
El martes, el presidente de EE UU, Joe Biden, justificó no extender el plazo de evacuación más allá del 31 de agosto por la “amenaza creciente de ataque del ISIS”.
Son las siglas que se usan en inglés para el grupo terrorista Estado Islámico, pero en Afganistán actúa una rama local de esa formación que se autodenomina Estado Islámico en la Provincia de Jorasán (EI-J, o ISIS-K en sus siglas en inglés) y opera en el subcontinente indio.
Estados Unidos, el Reino Unido y Australia habían pedido desde entonces a sus ciudadanos y a los afganos a los que tienen previsto evacuar, que evitaran el aeropuerto y esperaran en zonas seguras.
Los servicios secretos norteamericanos habían detectado indicaciones de que el grupo, responsable de algunos de los atentados más brutales que ha sufrido Afganistán en los últimos años, planeaba aprovechar para apuntarse un doble tanto: atacar tanto a los estadounidenses como a los talibanes, con los que rivaliza. Y, además, propinar un serio golpe al presidente Biden, que deberá encajar la vuelta a casa de una docena de sus soldados dentro de un féretro. Una losa que amenaza con sepultar su recién iniciado mandato”.
De la lectura y la reflexión sobre este artículo quiero mencionarles tres puntos que juzgo importantes y dignos de nuestra atención.
En primer lugar, es evidente que este atentado del ISIS buscaba alcanzar gran notoriedad mundial al lastimar directamente al corazón de Estados Unidos, en proceso de abandono del país, y así lo habían advertido sus fuerzas de seguridad; y ¡vaya si lo han superado! Por otro lado, quería también mostrar en directo la búsqueda desesperada de los afganos al intentar escapar de su país, controlado ahora por los talibanes, enemigos declarados del grupo terrorista. Ese era un objetivo tan importante como el anterior, el que también fue alcanzado con creces.
En segundo lugar, el método utilizado demostró otra vez que el sistema más sofisticado que pueda ser desarrollado tecnológicamente para la detección de posibles atentados, es absolutamente ineficaz cuando quienes los perpetran son fanáticos suicidas dispuestos a inmolarse en pos de una idea que les ha sido cuidadosamente inculcada por los fundamentalistas.
Finalmente, restan ahora saber las reacciones del presidente Biden, cuya firmeza en el castigo ha sido puesta en jaque; así como la del presidente Putin, quien queda al mando de la única gran potencia que permanecerá en Afganistán luego del 31 de agosto, dentro de solo pocos días.
Quedamos atentos a los nuevos sucesos...
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