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¿Por qué los hijos se parecen a los padres?

2023


Esta historia no se apellida Holmes. Este es un niño de 9 años, que en realidad se llama Iván, pero como le gusta mucho investigar cosas se hace llamar “Sherlock”.

Como el verdadero tiene un muy buen y querido amigo, su perro Watson.

Un día Iván se levantó con una pregunta dándole vueltas y vueltas en la cabeza ¿por qué los hijos se parecen a los padres?

Mientras se cepillaba los dientes y se preparaba para ir a la escuela, se miraba en el espejo y pensaba:

  • Yo tengo los ojos parecidos a mi abuela, la nariz como la de mi mamá y las orejas (¡mejor dicho orejotas!) igualitas a las de mi papá. Mis hermanos se parecen un poquito a mí, pero son distintos…

Pasó despacito por la cocina, sin que su mamá lo viera, y se guardó en el bolsillo una galletita bañada en chocolate.

  • ¡Me gusta tanto el chocolate! dijo para sus adentros y se fue.

En la escuela, tomó clases de matemáticas y sociales y tuvo que esperar hasta la última hora para que viniera la profesora de ciencias naturales.

La esperó pacientemente porque sabía que ella le iba a poder responder su pregunta.

Después de la clase se quedó en el aula mientras la profe Laura guardaba las tareas en su mochila y le preguntó:

  • Profe, estuve pensando en mi familia y quiero saber ¿por qué los hijos se parecen a los padres y a veces a los tíos y los abuelos?

Entonces la profesora se sentó y le indicó a Iván que hiciera lo mismo. Iván la miró intrigado pensando

  • ¡Esto va para largo!, porque cuando la profe se sienta es porque… opción a) me va a explicar algo que le apasiona u opción b) me va a regañar

  • ¡Muy buena tu pregunta! Dijo Laura de repente

Ahí Iván suspiró aliviado y se dispuso a escucharla atentamente

  • No es raro para nadie encontrar parecidos entre individuos de una misma familia, dijo Laura acomodándose los anteojos que siempre se le resbalaban sobre la nariz. Esto sucede porque cada célula del cuerpo humano, y de cualquier ser vivo, lleva en su interior toda la información necesaria para la vida.

  • ¿Información, como una compu? dijo Iván

  • Sí, sí más o menos así. Esa información está contenida en una laaaaaaarga molécula denominada ADN

  • Ahhh dijo Iván con asombro, pero sin saber qué cosa era ese bendito ADN

  • El ADN a su vez está «empaquetado» en unos bastoncitos llamados cromosomas que están todos juntos en el núcleo de cada célula.

  • Ahá dijo Iván, pero… ¿qué tienen que ver las células con que mis orejas sean tan grandes como las de mi papá?

  • Ay niño, niño… dijo Laura. Ten un poco de paciencia y ya te darás cuenta. Tú me dijiste una vez que querías ser científico. BUENO, los científicos tienen muuuuuucha paciencia y siguió hablando y moviendo los brazos

  • Hay seres vivos que tienen una sola célula y un solo cromosoma y otros que tienen billones de células – ¿ya aprendiste los billones en matemática? – y varios cromosomas.

  • Nosotros, los humanos, dijo parándose y yendo hacia la pizarra, tenemos 46 cromosomas. La mitad de ellos (dividió 46 por 2) es decir 23 vienen de tu mamá y los otros 23 de tu papá

  • Ahora voy entendiendo dijo Iván, pero Laura muy seria replicó

  • No me interrumpas, por favor. Si, a veces la profe era medio mandona… pero como sabía mucho Iván la perdonaba porque al final… nadie es perfecto

  • Mira, dijo, tú eres varón así que recibiste entre los cromosomas que vinieron de tu mamá uno llamado X y entre los que vinieron de tu papá uno llamado Y, porque los varones son XY

  • ¿Y mi hermanita Angelina? Preguntó cada vez más interesado Iván.

  • Ella, recibió dos cromosomas X, uno de tu papá y otro de tu mamá. Si, si no me mires con esa cara, las niñas son XX.

Mientras dibujaba a mi papá, mi mamá, a mí y a mi hermana en la pizarra me dijo:

  • Eso es la herencia Iván, la manera en que ciertos rasgos físicos como el color de ojos, de cabello o el tamaño de las orejas se transmiten de padres a hijos

Iván que siempre había creído que herencia era dinero que alguien le dejaba a otro cuando moría dijo

  • Entonces como mis abuelos les pasaron los suyos a mis padres, yo puedo tener algo de ellos…

  • ¡Correcto! Exclamó Laura al ver que Iván empezaba a comprender el tema. Hoy ya es tarde y me tengo que ir, pero te voy a dejar una tarea para que investigues y la semana que viene te sigo contando cómo funciona la herencia

  • Vas a hacer un estudio genético en tu familia y llenarás esta ficha, dijo sacando algo del bolsillo exterior de su mochila y entregándoselo


Iván se entusiasmó muchísimo, porque si había algo que le encantaba era investigar. Como hacía Sherlock Holmes, fue a buscar a su amigo Watson preguntándose si la herencia funcionaría igual en los animales que en los humanos… Ya lo buscaría en Internet. Bueno, si su hermana le dejaba la compu un rato…

En vez de heredarme dinero, lo que me heredas son ¡estas orejas!

Entusiasmado con lo que había aprendido y pensando que Watson podía parecerse también a sus padres y hermanos Iván regresó a su casa, merendó, hizo la tarea y… ¡la compu estaba libre!, así que buscó la palabra “herencia” y ¿qué encontró? Que la herencia es un proceso por el cual los padres les pasan ciertas características a los hijos y que eso ocurre de la misma manera en ¡todos los seres vivos!

Así que Watson también debe parecerse a su familia, pensó, aunque él no había heredado unas orejas tan grandes y si así hubiera sido, no se le habrían visto feas porque ¡es un perro!

Siguió investigando y leyó que un monje, de apellido Mendel, la había descubierto haciendo experimentos con plantas de arvejas ¡Interesante!

Sacó su libreta de anotaciones y escribió lo que había aprendido; luego se fue a la plaza a jugar a la pelota con sus amigos y Watson, por supuesto.

Durante el fin de semana, además de dormir hasta tarde, se dedicó a completar la ficha que le había dado la Profe Laura.

Tuvo que esperar hasta el miércoles para ver a la profesora y mostrársela. Ese día, después de clases se sentaron juntos en el patio de la escuela. La profe miró la ficha y le dijo

  • ¡Te lo dije! La herencia es fascinante: mira, tú tienes la estatura y el color de cabello como tu papá. ¡Ah! Y las orejas… pero tu color de ojos y los hoyuelos en las mejillas son como tu mamá. Si te fijas, tus hermanos también son una mezcla de las características de tus padres

  • ¡Es cierto! Respondió Iván dándose cuenta de que nunca había reparado en ese asunto. Y… ¿Cómo es que eso ocurre profe Laura? Digo, lo de la mezcla de características

  • Verás, todo el ADN es capaz de copiarse a sí mismo para pasar una réplica a las células hijas y transmitir, de esta manera, los caracteres hereditarios como por ejemplo el color de ojos o el tipo de cabello

  • Ah, ¡Qué interesante!, pero… ¿Por qué yo tengo orejas grandes como mi papá y mis hermanos no?

  • Eso es porque… dijo la profe dándose un poco de importancia, las características del padre y de la madre se combinan al azar –cómo cuando barajamos las cartas- cuando el espermatozoide fecunda al óvulo para formar el cigoto

  • ¿Cigoto? Frunció el ceño Iván

  • Es el grupo de células que se desarrollará en la panza de mamá y se transformará en bebé. Así, los hermanos son parecidos, pero no idénticos

  • ¡Ay profe que mala suerte tuve!, yo fui el único de la familia que heredé las orejas grandes

  • ¡Ay, Iván! Tampoco es que te parezcas a un elefante… además eres muy inteligente

  • ¡Oh sí, profe pero eso lo heredé de mi tía!

  • Jajajaja, ¿en serio?

  • ¡Sí!, mi tía es científica

  • Y volviendo al tema de la herencia, ¿puede haber dos personas idénticas?

  • ¡Qué interesante tu pregunta Iván! Exclamó Laura muy contenta de ver que, en el futuro, su mejor alumno iba a ser un gran científico.

¿Saben por qué ella se dio cuenta de eso? Porque los científicos son muy curiosos y observadores e Iván reunía las dos características.

  • La respuesta es afirmativa, le dijo, cuando se trata de gemelos porque ambos provienen del mismo cigoto que se divide en dos.

  • ¿En serio? Dijo Iván sorprendido y ¿nacen dos bebés exactamente iguales?

  • Sí Iván, son iguales genéticamente y seguramente serán físicamente muy parecidos; pero el ambiente en donde crezcan hará que tengan algunas diferencias

  • Bueno Iván, ya me tengo que ir. ¿Nos vemos el viernes y seguimos hablando de este tema?

  • ¡Claro profe! Pero antes quiero mostrarle algo. Sacó su libreta y le enseñó lo que había escrito sobre Mendel




La profesora leyó con atención y le acarició la cabeza antes de decirle

  • Gregor Mendel descubrió el mecanismo de la herencia trabajando solito en el patio de su convento ¡Imagínate todo lo que pueden hacer ahora los científicos con los avances tecnológicos que existen!

  • Mendel, agregó, fue el padre de la ciencia que hoy en día conocemos como Genética y que justamente es la encargada de estudiar la herencia

  • ¿Queeeeeeeeee? Exclamó Iván

  • ¿Hay toda una ciencia que estudia la herencia?

  • Sí, sí dijo Laura, pero ahora me voy porque si no pierdo el autobús. ¡Hasta el viernes!

Iván agarró sus cosas, las puso en la mochila y se fue caminando despacito hasta su casa. No. No estaba cansado, iba pensando en la genética, la herencia y disfrutando del sol que calentaba el otoño.

Cuando llegó a su casa estaban su mamá y Lucía conversando en la cocina. Se sentó y les dijo

  • Hoy, aprendí algo muy interesante. Tú me heredaste los hoyuelos y mi papá las orejas, pero nada, nadita de dinero

Su mamá lo miró sonriente -se le marcaron aún más los hoyuelos- y le dijo

  • Hijo, el dinero no es lo más importante en la vida. Todo lo importante lo tienes aquí con tu familia y aquí dijo, señalándose la cabeza, en tu intelecto. El dinero lo ganarás con tu trabajo cuando seas mayor

  • ¡Tienes razón! dijo Iván abrazando a su mamá, pero… ¿me podrías hacer una chocolatada? ¡la genética me dio mucha hambre!

Los tres merendaron chocolatada y galletitas.

¡Por fin llegó el viernes! Ese día Iván se levantó muy contento porque además de aprender sobre la herencia iba a ir a pescar con su padre y su hermano. Pescar le gustaba casi tanto como investigar… ¿Habrá científicos pescadores? o ¿Pescadores científicos?

Cuando llegó a la escuela le dijeron que la profesora estaba enferma y ese día no asistiría a clases.

¡Qué lástima! Pensó Iván y se le ocurrió que en la hora libre podría ir a investigar más sobre el ADN (porque no lo tenía tan claro) a la biblioteca


Después de medir ángulos en la clase de matemática, tomó su libreta de apuntes y se fue calladito a la biblioteca. Tenía muchas ganas de ir al patio a jugar con sus compañeros, pero “la curiosidad mató al gato” ¡No! La curiosidad fue más fuerte y se fue a investigar.

Una vez allí, le pidió a la Señora Lola, la bibliotecaria, una Enciclopedia de Ciencias Naturales. Cuando se la dieron ¡casi no podía llevarla a la mesa! ¡Era gordíiiiiiiiiiiiiisima! Se sentó y buscó, con el dedo, en el índice hasta que encontró la palabra que buscaba: ADN; página 325 (les dije que era gorda la enciclopedia).

Cuando encontró la página descubrió que ADN es el nombre “para los amigos” de ácido desoxirribonucleico.

  • Parece un trabalenguas ese nombre, dijo por lo bajito y le llevó su tiempo escribirlo correctamente en la libreta

Leyó que la molécula de ADN se divide en pequeños segmentos (¡ah! Esa palabra sí la conocía porque la había estudiado en matemáticas). Esos segmentos se llaman genes y ellos tienen las instrucciones para fabricar proteínas. ¡Zas! otra cosa más que investigar: las proteínas. Buscó otra vez en el índice y leyó en la página 401: la palabra proteína proviene del griego y significa «lo más importante».

  • ¡Guau, qué interesante!

Siguió leyendo y se dio cuenta por qué son tan importantes y se dijo a sí mismo

  • ¡Qué acertados estaban esos griegos! Porque las proteínas son como el motor que hace funcionar a los seres vivos

Vio que los genes tienen la “receta” para indicarle a esta o aquella célula que haga tal o cual proteína. Así, por ejemplo, leyó que la queratina es una proteína que forma el cabello y las uñas y es la responsable del pelo lacio o rizado.

  • Jajajaja se rio Iván. Si supiera esto mi amiga Eugenia ¡tendría a quién echarle la culpa por tener que plancharse el cabello a diario!

Siguió leyendo con interés y descubrió que la hemoglobina es la proteína que transporta el oxígeno a todas partes del cuerpo. Algo así como un autobús, pensó.

Pero también se dio cuenta que hay “proteína peleadoras”, los anticuerpos, que defienden nuestro organismo cuando algún componente extraño entra en él.

  • Los anticuerpos pelean contra las bacterias y virus que nos causan enfermedades. ¡Eso no lo sabía!

  • Hay muchas más proteínas interesantísimas, pero las voy a dejar para otro día porque ahora estoy cansado dijo y devolvió la enciclopedia a la Sra. Lola que estaba entretenida tejiendo al crochet.

Iván pasó de las proteínas a la pesca en cuanto llegó a su casa. Allí lo estaban esperando, con las cañas listas, su papá y su hermano para ir al río.

Mientras esperaba pacientemente que algún pez mordiera el anzuelo y se distraía mirando a Watson corretear, pensó que tenía mucho para contarle a la Profe Laura cuando la viera. ¡Ojalá se recuperara pronto! Porque quería hablar con ella de genes y proteínas.

Regresó en bici a su casa, llevando dos pescados en el bolso y Watson corriendo y saltando de aquí para allá, ayudó a Facundo a ordenar los artículos de pesca mientras su papá y su mamá preparaban los pescados para la cena.

Una vez sentados todos alrededor de la mesa, puso cara solemne y les dijo

  • Hoy he descubierto lo más importante

  • ¿Ah, sí? Dijeron todos a coro

  • ¡Por supuesto que sí! ¿Acaso no soy Sherlock, el investigador?

  • Bueno Sherlock, ¿Qué es lo más importante? Preguntó Lucía sonriendo

  • Las proteínas, por supuesto. ¿Sabían que sin ellas no podríamos vivir?

  • ¡Claro! Respondió Angelina, por eso como pescado porque tiene muchas proteínas

Mientras el resto de la familia soltó la carcajada, Iván muy serio le respondió

  • Ya lo entenderás cuando seas más grande y estudies el ácido soxirri, ejem perdón el ácido doxiso…. Bueeeeeno, el ADN ¡Esto es cosa de científicos!

Angelina lo miró con cara de pocos amigos como diciendo “se piensa que no entiendo nada, que soy una niña” pero no dijo ni una palabra porque se entretuvo con el postre que su mamá estaba sirviendo.

La semana siguiente cuando Iván vio a la Profesora Laura le contó todo lo que había aprendido. Le dijo

  • Nosotros estamos formados por células, en ellas está el ADN y en él los genes. Los genes, a su vez le dicen a las células qué proteínas fabricar y ellas son las que nos hacen ser como somos

  • Sí, claro. Veo que lo entendiste muy bien, dijo orgullosa la profesora

  • Y a su vez, agregó Iván, como los genes se pasan de padres a hijos, cada uno de nosotros es una mezcla de ellos y por eso nos parecemos

  • ¡Exacto! Así funciona la herencia genética.

Laura rebuscó entre sus cosas y le dio un folleto

  • ¿Qué es?

  • Una Feria de Ciencias que haremos en la escuela y me gustaría que participaras contándole a tus compañeros todo lo que investigaste

  • ¡Uy, sí! Me gustaría mucho. Dijo y ya empezó a hacer planes para ver cómo contar todo

Pasaron dos semanas donde Iván necesitó la ayuda de toda la familia para prepararse y cuando llegó el día, salió de su casa cargado con fotografías suyas, de su familia y hasta una de Watson y sus hermanitos que ni siquiera sabía que tenía guardada.

En la Feria de Ciencias había proyectos muy interesantes sobre cómo las plantas fabrican su alimento, qué materiales conducen mejor la corriente eléctrica y muchísimos más.

Cuando la directora del colegio, la profesora Laura y el profesor Joaquín llegaron donde él estaba se puso ¡muy nervioso! Ellos iban a hacerle preguntas sobre su investigación para determinar si se merecía un premio. Y de verdad, quería ganar, porque el primer premio era ¡un microscopio!… ¡Ah! Todo lo que podría ver allí…

Se acomodó la ropa y señalando las fotos que había colocado en la pared empezó a contarles por qué los hijos se parecen a los padres.

Tres horas más tarde y tras deliberar un rato, el jurado subió al escenario dispuesto a anunciar al ganador.

  • ¡Ejem!, empezó la directora agarrando el micrófono. Queridos alumnos, quiero felicitarleees porque todoooos los proyectoooooos han sidoooo excelentes (sí, la directora alargaba muuuuucho algunas sílabas). Ahora el profesor Joaquín anunciará el 3º puesto

  • A ver, a ver dijo y empezó a buscar un papel en el bolsillo. El 3º lugar es para… “La fijación del Nitrógeno” de Sandra Suárez

Clap, clap, clap se oyeron los aplausos y Sandra subió a recibir su premio.

  • Ahora, dijo la directora, el 2º lugar es para… “La química de las soluciones” de José Etcheverry

Otra vez el clap, clap de los aplausos. Iván estaba cada vez más nervioso porque si bien sabía que su trabajo había sido duro y había dado resultados interesantes, todos los que allí estaban habían estudiado e investigado mucho también

  • Aaaaaaatencioooooón dijo la directora, ahora el ¡primer premio! Y le pasó el micrófono a la profesora Laura.

  • Estoy muy contenta, empezó la profesora, porque este galardón se lo ha ganado un estudiante que, a mi juicio, será un importante científico en el futuro. Él es…

  • ¡Qué suspenso! ¡Esto me está matando! Pensó Iván

La profesora Laura se puso solemne y dijo

  • Iván “Sherlock” Benítez con su proyecto ¿Por qué los hijos se parecen a los padres?

Iván no podía creerlo. Saltó de alegría, se abrazó con sus compañeros, miró la foto de su mejor amigo y antes de subir a recibir el premio dijo despacito

  • ¡Elemental mi querido Watson!


Echémosle un vistazo a la libreta de apuntes de Iván

  • Mendel usó la estadística (una rama de la matemática) para enunciar las Leyes de la Herencia (también conocidas como Leyes de Mendel)

  • Hay seres vivos que tienen una célula como las bacterias y algunos hongos

  • El cuerpo humano tiene 75 trillones de células

  • Las células son tan chiquitas que 250 de ellas caben en el punto de la letra “i” (por eso necesito el microscopio, ¡para verlas!)

  • Ácido desoxirribonucleico

  • Cada célula lleva ¡cómo 2 metros de ADN! Pero éste se “hace un bollito” para caber en ella

  • El ser humano tiene más o menos 25.000 genes

  • La insulina es una proteína producida por el páncreas y ayuda a degradar los azúcares. Si no hay suficiente se produce la enfermedad llamada diabetes. Me parece que necesito proteínas, como dice mi hermana Angelina (¡Uy! Me salió un verso sin esfuerzo) por eso me voy a almorzar



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