Estimado amigo,
Este articulo trata de iluminar desde una nueva perspectiva una duda existencial, como es el acto de fe.
Sabemos q debido a él se han generado no sólo distanciamientos entre países y generaciones, sino además y lo que es aún peor, guerras y cruentos conflictos con millones de muertos.
Tal vez sea el momento de comenzar a preguntarnos si dichas diferencias son reales o, en el fondo, son similitudes con ligeros matices que las caracterizan.
Creer, pero de otro modo
Basado en una reflexión de Jaume Aymar i Ragolta
“En la vida cada día tenemos que tomar decisiones, pero decidir no es nada fácil, sino complejo.
Para poder decidir bien, necesitamos serenidad y una cierta distancia de los acontecimientos.
Una decisión acertada nos llena de gozo. Por el contrario, una decisión errónea puede hacernos desgraciados para el resto de nuestras vidas.
En el ámbito de la fe todos hemos tenido que tomar una decisión o, por lo menos, hemos reflexionado sobre ello: creer o no creer, practicar o no practicar, creer de la manera que hemos creído toda la vida o dejar de creer como antes, quizás creer con más madurez, u otras opciones.
En la Edad Antigua también ha sido así.
Josué, el hijo de Moisés, a quien sucedió luego de su muerte, le pidió al pueblo israelita que eligiera a qué dios iba a seguir y el pueblo tomó una decisión valiente: optaron por el Señor, que los había acompañado siempre, en especial durante la conquista de Canaán. No se quisieron arriesgar a adorar otros dioses. Podrían haberlo hecho.
Lo mismo ocurrió con los apóstoles, quienes permanecieron fieles al lado de Jesús, a pesar de que no entendían muchas cosas. “¿Señor, a quién iremos que no seas Vos?" le respondieron cuando él les hizo la misma pregunta que Josué.
Sin embargo, una cosa es la decisión y otra muy distinta es vivir coherentemente con lo que hemos decidido.
Recuerdo que un alcalde de Badalona le decía a un obispo llamado Joan Carrera:
"Soy agnóstico desde los siete años, pero si algún día tuviera que elegir, elegiría el camino de ustedes."
Era un católico cultural, como muchos de los católicos del último milenio, que celebran ciertas fiestas litúrgicas como la Cuaresma, sólo porque es parte de su dinámica y tradición familiar y cultural.
A todos nos preocupa la fe de las jóvenes generaciones.
Quizás creen, pero lo hacen de otro modo.
Hay quien dice que las jóvenes generaciones se lo han encontrado todo hecho y que por eso no están acostumbrados a decidir, ni creen que tengan que decidir.
Esto es peligroso ...
Pero, en realidad, ellos también viven un catolicismo cultural, como el alcalde de Badalona.
En efecto, todos somos testigos de cómo se ha revitalizado la cultura popular entre nosotros durante los últimos tiempos.
Y la cultura popular está estrechamente ligada a la religiosidad popular.
Y la cultura implica una fe.
Creen, sí, pero no como antes.
Hay un Cántico Espiritual muy popular, el de Joan Maragall Gorina, que dice:
"¡Y cuando llegue esa hora de temor
en que se me cierren esos ojos humanos,
ábreme Señor otros más grandes,
para contemplar tu inmensa faz
y que sea mi muerte, un nuevo nacimiento!”
Estas palabras se han citado en innumerables despedidas de seres queridos.
Las declamaba de memoria, con gran emoción, la biznieta del poeta, María Ángeles Agustín Maragall en el entierro de la su madre, Roser Maragall Garriga, una matriarca excepcional, que murió el pasado miércoles a los 93 años.
Fue un gesto muy significativo, ya que, junto a María Ángeles, durante la emotiva declamación estaba su hermana Roser, hoy monja budista en Santa Coloma de Farnés, que había acompañado admirablemente a su madre hasta el final de sus días.
Estos últimos versos fueron coreados por todos los asistentes, que llenaban el tanatorio de Sant Gervasi.
Y es que el Cántico Espiritual de Maragall es un texto que pueden hacerlo suyo los creyentes de diversas tradiciones religiosas o doctrinas filosóficas, incluso algunos humildes agnósticos.
En el periódico La Vanguardia de esta semana había una carta al director con una reflexión teológica interesante, ya que no abundan muchas cartas así.
Era sobre un tema trinitario muy bien planteado, pero al mismo tiempo, discutible.
Decía: "los teólogos cuando no entienden algo dicen que es un Misterio."
Cuidado, un "Misterio" no es un sinónimo de un “Enigma”.
Un Enigma puede ser resuelto.
Un Misterio es parte de una realidad superior que nos envuelve y, por lo tanto, imposible de resolver por los humanos.
En el Misterio vivimos todos nosotros, nos movemos y somos.
Todo tiene Misterio: vivir y morir, disfrutar y sufrir.
Misterio no significa irracional, sino que está más allá de la razón. Por eso misterio y místico tienen una raíz común.
Hay Misterios de gozo, de luz, de dolor y de gloria. Y son difíciles de delimitar.
Y, por supuesto, el Misterio de la Fe.
Que cada uno le ponga nombre a su Misterio”.
Después de releer el artículo me quedé con la sensación de que este gran Misterio de la Fe jamás será resuelto por el Sapiens.
No obstante ello, estoy convencido en que durante el interim en el q transcurren nuestras existencias, tenemos q centrarnos exclusivamente en nuestras similitudes y aceptar humildemente todo aquello en lo que podamos discrepar con quienes nos rodean y no profesan nuestra misma fe.
Argentina es uno de los pocos países en el mundo en que pueden vivir en armonía no sólo las tres religiones monoteístas, a saber el cristianismo, el judaísmo y el islamismo; sino también el budismo, el agnosticismo y el ateísmo, entre otras.
Debemos ser conscientes de ello y hacer honor a esa armonía en nuestro relacionamiento diario con quienes nos rodean y no profesan nuestra misma fe.
Me interesaría mucho saber tu opinión sobre el artículo y si crees q puedes llegar a modificar en algo tu visión sobre este Misterio.
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