Tony Salgado, en base a un artículo de Lamarti Cavalcanti
La computación cuántica podrá aportar cantidades de datos enormemente superiores a lo que el ser humano normal puede absorber, y a velocidades que también exceden en mucho tal capacidad.
En realidad, algo de eso ya está ocurriendo con la computación actual, y es la razón por la cual los especialistas, teniendo en vista aprovechar y procesar el big-data resultante, se esfuerzan para producir softwares, algoritmos y equipos de aprendizaje de máquina, o automáticos, siempre más potentes.
Los mismos también dependen de otras tecnologías automáticas que interpretan y aprovechan los datos en función de las finalidades a que se destinan.
Las velocidades y cantidades cuánticas exigirán, por lo tanto, un grado de automación incomparablemente mayor en todas las etapas del proceso informático.
Ese hiper-big data cuántico, hiper-veloz, podría repercutir en cada potencia humana separadamente considerada, y también en su interacción dinámica.
la capacidad de los sentidos externos en captar tal archi-big data, con velocidades superiores a sus niveles de excitación, la capacidad de los sentidos internos en percibirlos, de la inteligencia en hacer la simple aprehensión intelectiva y su conversión; quedarían notablemente suplantadas, y, por ende, no existirían o se debilitarían significativamente.
Lo mismo podría pasar con el raciocinio discursivo, porque si el intelecto no consigue hacer la simple aprehensión tampoco tendría condiciones de hacer los juicios y las inferencias adecuadamente.
Para hacer una comparación, podríamos considerar un astrónomo estudiando un planeta o, incluso, una galaxia.
El conseguiría, mediante sus instrumentos astronómicos, captar sus datos sensibles, percibirlos, analizarlos intelectivamente formando las ideas de cada astro y sus órbitas para, después, hacer juicios e inferencias sobre ellos, y tomar luego decisiones concretas con base en los mismos.
Pero el astrónomo que recibiera, al mismo tiempo y mediante el empleo de las tecnologías cuánticas, las informaciones procedentes de algunas centenas de galaxias, con sus millares de órbitas y demás variables astrofísicas, sería incapaz de formar ideas singulares y universales de todos los objetos así conocidos casi instantáneamente, así como de juzgar y razonar sobre ellos para llegar a alguna conclusión y/o decisión correspondiente.
Solamente el mismo equipo cuántico podría almacenar, procesar y “tomar las decisiones” que sus algoritmos programáticos los llevaría a ejecutar.
Tal vez sea esta la razón por la cual los especialistas afirmen que la computación cuántica no tiene utilización para los usuarios habituales de las ordenadoras actuales, pero sí para el empleo en la inteligencia artificial, “almacenada” y puesta a disposición en “nubes” informáticas, potencializando incomparablemente sus capacidades de memoria, de procesamiento y de “decisión”, también ellas “artificiales”. Pero ellas, dependerían cada vez más las de los seres humanos, conectados o no a tales inteligencias “cuánticas” artificiales.
La debilitación humana sería proporcional al grado de dependencia y/o de mal uso que la persona hiciera de las diversas formas de inteligencias cuánticas artificiales a que esté “conectado”.
Algo de esa debilitación ya se puede observar, en menores proporciones, incluso en la vida cotidiana. Por ejemplo, para la gran mayoría de las personas que dispongan de máquinas de calcular, el hábito de hacer cálculos matemáticos se torna cada vez más raro,
Lo mismo se puede decir en cuanto a la escrita cursiva o la redacción de textos, cada vez más automatizada por programas editores de texto, o simplificada por “emoticons” y recursos semejantes.
Pero hay otro aspecto de este problema, en el cual, en vez de una “atrofia” se podría tal vez observar una “hipertrofia”.
Una red de computadoras con una capacidad de memoria y procesamiento cuánticos podría proporcionar a sus usuarios grandes cantidades de datos específicos de todo orden, como los históricos, geográficos, antropológicos, culturales, etc., ya sea como datos de “realidad virtual” o quiméricos, fantasiosos, que sirvieran de estímulo sobre todo para la imaginación.
La memoria podría ser afectada de manera indirecta, ya que lo que ocurriría en la imaginación, sobre todo cuando esté acompañada de emociones, puede fijarse en la memoria.
Dichas “sobredosis” cuánticas de datos podrían estimular considerablemente las emociones y los instintos de los usuarios, provocándoles estas “hipertrofias”, en perjuicio de la armonía de sus capacidades.
En la actualidad eso ya se verifica en el uso abusivo de juegos electrónicos en la sección de los trastornos que pueden causar dependencia.
No sería tampoco extraño que personas predispuestas presentaran trastornos del espectro neurótico, o desarrollasen cuadros previamente existentes.
Un ejemplo sería el desarrollo de un síndrome de pánico después de algunas “sobredosis” de informaciones sobre desastres naturales, conflictos sociales o epidemias, aportadas en velocidades exageradas,
Dentro del espectro psicótico, se podría esperar que tales influencias generaran en personas predispuestas, una mayor facilidad para desarrollar síndromes delirantes y/o alucinatorios.
Por ejemplo, sería probable que esto ocurriese en un usuario que tuviera predisposiciones e hiciera un mal uso de programas de “realidad virtual” o de informaciones relacionadas con sus inclinaciones persecutorias, trastornos de personalidad, de carácter o cuadros demenciales funcionales.
Pero hasta qué punto una personalidad bien equilibrada podrá resistir al impacto de inteligencias artificiales “cuánticas” muy superiores a la suya, superando su resiliencia, es aún un tema bajo investigación.
Personalmente, creo que este es un tema de extrema importancia para aquellas personas que deberán operar directamente con grandes volúmenes de información en sus vidas laborables.
La conjunción entre Big Data y Computación Cuántico será un cóctel explosivo que ya está comenzando a detonar y lo hará plenamente dentro de dos o tres años en nuestro país en el mundo de la Tecnología de Información y afectará tanto a desarrolladores como a usuarios.
La Inteligencia Artificial está ya a la vuelta de la esquina y es un camino de ida solamente, sin retorno posible.
La única recomendación que puedo dar es que quienes aún no lo hayan hecho, comiencen a capacitarse en estos temas sin pérdida de tiempo.
Adicionalmente, creo que quienes tengan dudas sobre su resiliencia frente a tamaños desafíos, plantéenlo cuanto antes a las personas de su entorno que correspondan. Los peligros que se mencionan en el artículo, si bien están aún en investigación, son serios y reales.
De una cosa estoy seguro; y es que, independientemente de la profesión que tengan y del puesto que ocupen, es muy probable que deban abandonar sus zonas de confort e internarse en un territorio aún no explorado.
Tony S
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