top of page
Foto del escritorTony Salgado

Apostar a la Reindustrialización

Hola, estimado amigo. Espero que te encuentres bien.

Hoy traigo a tu presencia un tema de gran actualidad por su muy probable impacto en nuestras sociedades occidentales, en caso de no ser tomadas rápidamente las medidas para que evitar que ello ocurra.

Una gran cantidad de puestos de trabajo están expuestos a muy corto plazo, por lo que creo que es un tema que merece nuestra atención.

Como siempre, te espero al final del artículo. Espero que te agrade.


Recetas para la reindustrialización: innovación y talento

Sergio Fanjul

Dic, 2021


“A lo largo de las últimas décadas los países europeos fueron perdiendo su industria: se dejó de producir para importar de fuera, se terciarizó la economía, se deslocalizaron las fábricas. Lo industrial parecía algo desfasado, algo a abandonar en pos de una hipotética modernidad de finanzas y servicios.

El modelo de trabajo posfordista, lejos de las grandes factorías, disperso en pymes y autónomos, debilitó la estructura sindical y, por tanto, los derechos laborales.

Pero ahora el reto se cifra en que el sector industrial español llegue al 20% del PIB, cuando está en un 15%, por debajo de la media europea.

Uno de los objetivos del Horizonte 2030 es que cada uno de los países miembros de la Unión Europa lleguen a ese porcentaje.

“La industria es muy relevante”, dice Joaquín Abril-Martorell, Chief Digital Officer (CDO) de Cepsa, “los países que tienen un desarrollo industrial potente surfean mejor las crisis, generan empleo de más calidad, fomentan más la innovación: la industria es fundamental para un país”.

Según la consultora Deloitte, un sector industrial fuerte implica una mayor estabilidad en periodos de zozobra, un efecto de arrastre sobre el resto de sectores (especialmente el sector servicios) y algunas externalidades positivas: el impulso del I+D y las exportaciones mejora la competitividad general de la economía.

Para el CDO, la innovación es fundamental en la reindustrialización: permite mejorar los procesos productivos, imaginar nuevos productos, otras formas de marketing y comunicación, etc.

Pero la innovación tiene unos requisitos: la tecnología y, sobre todo, el talento. “Sin innovación no hay industria”, dice el experto, “pero sin talento no hay innovación”.

La reindustrialización que ahora se propone no tendrá ese aspecto casi decimonónico de minas, ferrocarriles, grandes fábricas y mucho humo, sino que será una industrialización sostenible y digital que, sobre todo, tenga en cuenta a las personas: tanto a las que trabajan como a las que consumen.

En competición con grandes potencias como Estados Unidos o China, Europa ha de destacar por su innovación y su respeto al medio ambiente.

Será, desde luego, una Industria 4.0, notoriamente automatizada, o, incluso, una Industria 5.0, en la que predomine una colaboración profunda entre personas y máquinas, a través de la Inteligencia Artificial, para mejorar la eficiencia y la productividad.

Una industria que destierra los trabajos repetitivos pero que también crea preocupación sobre el futuro del trabajo.

“Sin industria no hay competitividad”, dice Tommaso Canonici, socio fundador y director general de la consultora Opinno, “tenemos que llegar en poco tiempo al nivel que ya tienen otros países. En Europa no podemos competir en cuanto a costos o en otros ámbitos, de modo que el único camino que nos queda es la innovación”.

Un camino que no será fácil.

La tecnología es de suma importancia, pero se da la circunstancia de que, si bien en un Europa somos grandes consumidores de tecnología, y nos mantenemos actualizados con los vertiginosos avances, no somos tan buenos en producirla: la iniciativa en los nuevos desarrollos tecnológicos ha estado tradicionalmente en Estados Unidos y ahora también en China.

“Durante la pandemia se han puesto dos cosas en evidencia.

-La primera: la dependencia de la sociedad en la industria.

-La segundo: la vulnerabilidad de la industria que no es ágil. La única ventaja competitiva es la agilidad y está basada en la innovación y la tecnología”, dice Miguel Álava, director general de Amazon Web Services Iberia.

¿Qué significa la innovación? Canonici lo explica a través de cuatro características que han de tener las empresas innovadoras.

-Uno, la empresa innovadora se entera de lo que ocurre antes que los demás y trabaja en ecosistema, colabora con otras.

-Dos, se centra en el cliente y no solo en el producto.

-Tres, es ágil, no se demora demasiado en materializar una idea.

-Y cuatro, tiene un liderazgo y una cultura vinculados a la innovación.

No es importante que haya un departamento de innovación, sino que la innovación permee a todos los departamentos y todos los trabajadores. Que sea la forma de hacer las cosas.

Los fondos europeos que van llegando a España para salvar la grave crisis causada por el coronavirus serán importantes a la hora de reindustrializar.

“Los fondos son una oportunidad magnífica para acelerar la recuperación, pero no pueden ser el motor”, opina Abril-Martorell.

El motor, una vez más, tiene que ser el talento.

En Cepsa, por ejemplo, han creado una universidad digital, con cinco facultades (Dato y Visualización, Inteligencia Artificial, Automatización, etc) para crear valor y fomentar la innovación entre los empleados. Así los trabajadores adquieren nuevas capacidades, son más autónomos y están más satisfechos en su desempeño laboral.

Curiosamente, aunque los perfiles en materias técnicas (las llamadas STEM: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) son los más demandados en este presente y en el futuro por venir, las vocaciones entre los universitarios no abundan, sobre todo entre las mujeres, que tradicionalmente ha sido abocadas a elegir otras carreras.

“Lo digital y la sostenibilidad son dos caras de la misma moneda: sin modelo sostenible y digital no hay futuro. Pero el metal del que está hecho esa moneda son las personas”, concluye el experto, es fundamental apostar por el talento”.


Hola, mi amigo. Te estaba esperando.

En nuestro mundo actual se ha instalado el preconcepto de que la gran mayoría de los productos manufacturados son de procedencia china y de que es virtualmente imposible competir contra ese país.

No puedo negar la evidencia de lo anterior y, es más, acoto que este enorme proceso de industrialización le ha permitido a la población del primer país del mundo en cuanto a cantidad de habitantes, migrar de una sociedad predominantemente agrícola (desde su aparición, hace milenios; hasta mediados del siglo pasado) a una nueva sociedad industrializada y productora de artículos de uso mundial.

Esto le ha permitido a China un increíble aumento de su PBI per cápita en menos de un siglo, como nunca antes en su historia había experimentado.

Creo que para los países europeos y, mucho más para los latinoamericanos, lo anterior resulta un desafío mayúsculo a superar y que, por lo tanto, deben generarse nuevos recursos que permitan la competencia.

Como se presenta en el artículo, la innovación y el desarrollo de procesos de manufactura, tratando de que sean más creativos y dinámicos, es quizás uno de los mecanismos más lógicos de ser implementados para poder competir contra China.

Para ello resulta clave la disponibilidad de personal entrenado, nuevos equipos, automación y metodologías ágiles, entre otros elementos. Pero todo ello, que es fundamental, resulta insuficiente.

En este sentido, el esfuerzo a nivel empresarial anterior debe ser complementado por políticas de cooperación intra-regionales de fomento de la manufactura, de financiación de inversiones, de reducciones impositivas, etc; sin las cuales resultará muy difícil alcanzar los costos de producción del país asiático.

Para que ello ocurra, es necesario que los gobiernos de los países en riesgo “no se hagan los distraídos o miren para otro lado”, porque si lo hacen, correrán el riesgo de que la fisonomía de sus habitantes migre de la actual a otra con ojitos pequeños que colonice nuestros territorios. Bastantes ganas tienen ya de hacerlo.

Confío en que este apoya surja a muy corto plazo para evitar la pérdida de una importante cantidad de puestos de trabajo, tanto en Europa como en Latinoamérica.


Ahora me gustaría conocer tu honesta opinión con respecto a este artículo.

¿Si tuvieras que calificarlo entre 1 y 5, donde 1 es muy malo y 5 es muy bueno, qué número le asignarías?

Si pudieses resumir en una sola palabra el motivo de tu calificación, ¿cuál sería?

Gracias por tu colaboración


0 comentarios

Comments


bottom of page