5. La naturaleza y los ecosistemas
Salgado, Adriana
Entendemos por ecosistema un conjunto formado por una comunidad de seres vivos (plantas, animales y microorganismos) ubicado en un espacio determinado y que interactúa como una unidad funcional. Dichas interacciones permiten un equilibrio biológico y ecológico. El ser humano forma parte de un ecosistema.
Dichas interacciones pueden ser entre las especies y el medio, entre las distintas especies (interespecíficas) o entre los miembros propios de cada especie (intraespecífica). La existencia de una especie puede condicionar la existencia de otra e influir en el funcionamiento del ambiente.
Las cadenas tróficas son un ejemplo de equilibrio biológico: si la cadena alimentaria falla por la extinción de una especie, acaba desequilibrándose el ecosistema teniendo un perjuicio en su diversidad biológica. Por lo tanto, un ecosistema en equilibrio hace posible la existencia de una gran biodiversidad.
Este equilibrio abarca no solo alimentos (vegetales, hongos y animales), sino todos los recursos del medio físico (agua, madera, combustibles fósiles, rocas, etc.) usados para satisfacer las necesidades del mismo.
El ser humano ha interactuado con los ecosistemas, pero cuando empieza a sobreexplotarlos y modificarlos en forma considerable, puede llegar a desestabilizarlos y causar su destrucción. La velocidad con la que modifica la naturaleza no da tiempo a que esta se regenere por sí misma.
Actualmente un millón de especies están amenazadas por el riesgo de extinción, la que puede ocurrir en cuestión de décadas.
La selva amazónica está pasando de ser un sumidero de carbono a ser una fuente de carbono debido a la deforestación; y el 85% de los humedales (marismas y manglares), que absorben grandes cantidades de carbono, ya han desaparecido .
El principal impulsor es el uso de la tierra por parte de los humanos (para la producción de alimentos.), que ya han alterado más del 70 por ciento de toda la superficie sin hielo.
Impacto del cambio climático en los ecosistemas
El cambio climático ha transformado los ecosistemas marinos, terrestres y de agua dulce en todo el mundo, provocando la pérdida de especies locales, el aumento de enfermedades y el aumento de la mortalidad masiva de plantas y animales.
Las elevadas temperaturas han obligado a animales y plantas a desplazarse a zonas más elevadas o a latitudes más altas, muchos de ellos hacia los polos, con consecuencias importantes para los ecosistemas.
El riesgo de extinción de las especies aumenta con cada grado de calentamiento. (+1.5° C hará que el 4% de los mamíferos pierdan su hábitat; +2°C un 8%; y +3°C un 41% )
En el océano, las crecientes temperaturas aumentan el riesgo de pérdida irreversible de los ecosistemas marinos y costeros. Los arrecifes de coral vivos se han reducido casi a la mitad en los últimos 150 años. Con +1.5 ° C se perderá el 70 al 90% de los corales; y con +2 ° C , el 99%.
Influye en la distribución de las plantas, los virus, los animales e incluso los asentamientos humanos. Los animales pueden propagar enfermedades y los virus, transmitirse a los humanos.
- Derretimiento de glaciares y aumento del nivel del mar. El aumento del nivel del mar amenaza a los ecosistemas costeros y a las comunidades que dependen de ellos. Los manglares y los arrecifes de coral se ven afectados, poniendo en peligro la biodiversidad marina y la protección contra inundaciones.
- Alteraciones en los patrones de lluvia y sequías. Esto genera sequías más intensas y prolongadas en algunas regiones y lluvias torrenciales en otras, las que impactan negativamente en los ecosistemas terrestres, como bosques y praderas.
- La falta de agua afecta el crecimiento de las plantas, aumenta el riesgo de incendios forestales y provoca la pérdida de hábitats clave para la fauna.
- El aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera también tiene un impacto directo en los ecosistemas marinos. A medida que los océanos absorben más CO₂, se produce la acidificación del agua, lo que dificulta la formación de corales y afecta a las especies que dependen de ellos.
- El cambio climático está provocando la migración y el desplazamiento de especies en busca de condiciones climáticas adecuadas.
- Las temperaturas más cálidas favorecen la proliferación de insectos vectores de enfermedades, como los mosquitos portadores del dengue y la malaria. Además las plagas agrícolas se extienden y causan estragos en los cultivos, lo que afecta la seguridad alimentaria y la economía.
Importancia de la biodiversidad para frenar el cambio climático
Cuando las actividades humanas producen gases de efecto invernadero, aproximadamente la mitad de las emisiones permanece en la atmósfera, mientras la otra mitad es absorbida por la tierra y el océano. Estos ecosistemas – y la biodiversidad que contienen – son sumideros naturales de carbono y ofrecen las soluciones naturales al cambio climático.
La protección, gestión y restauración forestal ofrece aproximadamente dos tercios del potencial total de mitigación de todas las soluciones naturales. A pesar de las pérdidas masivas y continuas, los bosques todavía ocupan más del 30% de la tierra del planeta.
Las turberas (marismas y pantanos) ocupan sólo el 3% de la tierra mundial, pero almacenan el doble de carbono que todos los bosques. Preservar y restaurar las turberas significa mantenerlas húmedas para que el carbono no se oxide y salga flotando a la atmósfera.
Los hábitats del océano como las praderas marinas y los manglares, también pueden capturar el CO2 a un ritmo hasta cuatro veces mayor que el de los bosques terrestres, lo que confiere un gran valor en la lucha contra el cambio climático.
La conservación y restauración de los espacios naturales, tanto en la tierra como en el agua, es esencial para frenar las emisiones de carbono. Alrededor de un tercio de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero que se necesita en la próxima década podría lograrse mejorando la capacidad de la naturaleza para absorber las emisiones.
Acciones para proteger a los ecosistemas
La transición a fuentes de energía renovable, como la energía solar, eólica e hidroeléctrica, puede reducir significativamente estas emisiones.
Lo mismo ocurre al construir edificios con mejor aislamiento, utilizar electrodomésticos eficientes en cuanto al consumo de energía, y usar el transporte público y vehículos eléctricos.
Inversión en el uso de maquinarias limpias y eficientes, es decir, producir lo mismo con menos cantidad de energía, además de reducir la emisión de gases contaminantes.
La educación ambiental y la sensibilización de la sociedad también juega un importante rol en la adopción de prácticas sostenibles. Esto puede incluir la promoción de la reducción del consumo de carne, la eliminación de plásticos de un solo uso, y la adopción de prácticas agrícolas más sostenibles.
La opción por un modelo económico circular es también importante, ya que el modelo capitalista basado en generar mayores beneficios económicos tiene un gran peso en la destrucción de los ecosistemas (desforestación, explotación de caladeros, ganadería y agricultura extensivas).
Finalmente, la sanción de leyes más estrictas que penalicen la alteración del entorno natural, ya que solo una ínfima parte se resuelve mediante la aplicación de multas económicas.
Mayor protección a las especies de animales y vegetales
Ya vimos que los ecosistemas naturales, como los bosques y los océanos, son importantes sumideros de carbono. La conservación y restauración de los mismos puede ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a absorber el carbono de la atmósfera.
Se deben sancionar políticas y regulaciones gubernamentales, que pueden incluir la fijación de límites a las emisiones de gases de efecto invernadero, la implementación de incentivos fiscales para la adopción de tecnologías limpias, y la promoción de la investigación y desarrollo de soluciones sostenibles.
Asimismo, la cooperación internacional es esencial para abordar el problema del cambio climático. Esto puede incluir acuerdos internacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y el intercambio de tecnologías sostenibles entre países.
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