3. El planeta azul
Figueyra, Héctor
Aproximadamente el 71 % del planeta Tierra está cubierto por agua, de ahí el título de este artículo.
El océano contiene aproximadamente 97% de toda esta agua, y está dividido en cinco inmensas depresiones o cuencas, saber:
Los océanos Pacifico, Atlántico, Índico, Ártico y Antártico.
Se trata de una masa completa de agua que conecta a todo el planeta.
Esta masa de agua es el hogar del 94% de las especies que pueden sobrevivir independientemente de la intervención humana.
Por otro lado, los océanos regulan también el clima a escala global, moviendo el calor alrededor del planeta.
Las corrientes calientes se mueven hacia los polos y retornan hacia los trópicos, enfriadas y afectando los patrones de temperatura en el planeta.
Uno de los habitantes de los océanos es el fitoplancton, una planta marina muy pequeña que vive en sus superficies.
Esta diminuta planta permite la realización de la fotosíntesis, la que genera entre el 50% y el 80% del oxígeno que respiramos.
Asimismo, las plantas acuáticas, como las algas y los corales, entre otras, absorben el 25 % de todas las emisiones de carbón.
Este dato es particularmente importante cuando lo relacionamos con la selva amazónica, que absorbe solo el 5 % del CO2, con el agravante de que el Amazonas va en camino de transformarse en otra fuente de emisión de carbón.
Por lo tanto, es absolutamente necesario tomar conciencia y cuidar a nuestros océanos, para que continúen absorbiendo CO2.
Pero, en sentido contrario, vemos que la temperatura en los océanos se va incrementando, lo que está generando el derretimiento del hielo de los polos, la muerte de los corales, la reducción del ecosistema y la disminución de la población de peces, en cuanto a variedad y cantidad.
El derretimiento de los polos daña a los océanos de dos maneras:
- Transforma una superficie blanca en una oscura, y considerando que las superficies claras absorben poco calor (hasta lo reflejan), mientras que las oscuras lo retienen; este fenómeno produce un aumento de la temperatura de los océanos.
- El derretimiento vuelca enormes cantidades de agua fresca (dulce) en el mar salado, lo que produce una mayor acidificación del mar por la reducción del pH (pH entre 0 a 14). En los últimos 40 años el mismo descendió de 8,2 a menos de 8,1.
El aumento de la temperatura y acidez afectan a las corrientes oceánicas, cambiando la ruta de migración de los peces e impactando en el sustento de estas comunidades alrededor del mundo.
La circulación o movimiento de las corrientes oceánicas alrededor del globo se conoce como: “Global ocean conveyor belt”. (Movimiento de corriente oceánica global).
Varias investigaciones indican que esta corriente puede ser afectada por el cambio climático (aumento de temperatura y salinidad) haciendo que disminuya la velocidad de circulación.
Al disminuir esta circulación, las temperaturas en algunas regiones serían extremas, con mucho calor en el ecuador y mucho frio en los polos, lo que podría atentar contra la habitabilidad en la Tierra.
Por otro lado, las compañías marítimas producen entre el 2% y el 3% de las emisiones globales de CO2.
La International Maritime Org (IMO), que regula esta industria, ha establecido un objetivo de reducción a la mitad de las emisiones de CO2 para el 2050, comparado con el año 2008.
Para ello se está trabajando en el desarrollo de combustibles alternativos para el transporte marítimo, pero estos están aún en proceso de desarrollo.
Estos combustibles se basan en hidrogeno, metanol, amoniaco y elementos de origen nuclear.
Una alternativa de aplicación inmediata seria reducir la velocidad de las naves.
En efecto, la Ocean Network Express (ONE), una compañía de transporte de contenedores en Singapur, estima que se pueden reducir las emisiones de carbón un 15 % si se reduce la velocidad de las mismas un 10%.
Esta es una opción sencilla, pero que puede entrar en conflicto con los intereses comerciales de las compañías.
Un área prometedora lo constituye el hecho de que en la actualidad aproximadamente el 80% de los océanos no ha sido aún explorado, en la búsqueda de materiales especiales (metales raros) oro, plata, cobre zinc.
Los mismos podían utilizarse en la fabricación de baterías para autos y el almacenamiento de energía solar, entre otros fines.
Varias organizaciones ambientalistas presionan a los gobiernos para crear regulaciones, leyes y procedimientos, dado que las formas o métodos de extracción de dichos materiales aún no son muy claros.
A la fecha se desconoce todavía el impacto que esta actividad podría generar en los polos, los océanos y mares, y en el plancton, que provee el alimento para diferentes especies de peces, mamíferos y humanos.
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