2. Alterando el equilibrio
Salgado, Antonio
Existen diversas causas que originan el calentamiento global, asociadas al quehacer humano. Entre las más importantes, son dignas de destacar:
La generación de energía. Esta actividad se refiere a la energía eléctrica obtenida mediante la quema de combustibles fósiles, constituyendo una gran parte de las emisiones mundiales. La mayor parte de la electricidad representa una gran parte de la producción mundial, con tan solo una cuarta parte proveniente de la energía eólica, la solar y otras fuentes renovables.
Productos manufacturados. La industria y el sector manufacturero también se basan en energías basadas en la quema de combustibles fósiles. Con ellas se obtienen cemento, hierro, acero, electrónica, plásticos, ropa y otros bienes. Por otro lado, la minería y otros procesos industriales también liberan gases de efecto invernadero.
Tala de bosques. La tala para crear granjas o pastos u otros motivos provoca emisiones, ya que los árboles, al ser cortados, liberan el carbono que han estado almacenando. Los bosques absorben dióxido de carbono, y su destrucción limita la capacidad de la naturaleza para mantener las emisiones fuera de la atmósfera.
Transporte. La mayoría de los coches, camiones, barcos y aviones funcionan con combustibles fósiles. El transporte es uno de los principales responsables de los gases de efecto invernadero. Los vehículos de carretera representan la mayor parte, pero las emisiones de los barcos y los aviones también siguen creciendo.
Producción alimentaria. Esta actividad requiere energía para hacer funcionar los equipos agrícolas o los barcos de pesca, generalmente con combustibles fósiles. Los cultivos también provocan emisiones al utilizar fertilizantes, estiércol y otros tipos de abonos. El ganado produce metano, un potente gas de efecto invernadero. Las emisiones también proceden del envasado y la distribución de alimentos.
Suministro eléctrico de edificios. A nivel mundial, los edificios residenciales y comerciales consumen más de la mitad de la electricidad generada. Al seguir recurriendo al carbón, el petróleo y el gas natural para la calefacción y la refrigeración, emiten cantidades importantes de gases de efecto invernadero.
Consumo excesivo. Tu casa y cómo usas la energía, la forma en la que te desplazas, lo que comes y la cantidad de desperdicios que tiras contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero. También lo hace el consumo de bienes como la ropa, la electrónica y los plásticos.
Evolución histórica
Fuente: National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA)
El gráfico muestra la cantidad de dióxido de carbono durante los últimos 800.000 años hasta la actualidad. Su perfil nos exime de mayores comentarios.
Tendencia futura probable
El inicio de observaciones fue en 1958, cuando el CO2 atmosférico era 315 ppm.
Los niveles actuales son más elevados que en cualquier otro momento de la historia. H ace 3 millones de años, con temperatura entre 2,5 y 4 grados superior a la era preindustrial, y un nivel del mar 5 metros más alto que en 1900.
Con demanda creciente y cubierta con combustibles fósiles, las emisiones de CO2 pueden ser 75.000 millones de toneladas anuales a finales de siglo XXI.
El CO2 atmosférico podría ser de 800 ppm o más; unas condiciones que no se daban en la Tierra desde hace casi 50 millones de años.
El gráfico muestra la concentración atmosférica de CO2 en función del aumento de la temperatura (PPM: número de moléculas de CO2 por millón de moléculas de aire).
La curva roja se asocia a la falta de medidas preventivas efectivas.
Efectos en nuestro país
A continuación, se muestran los efectos del cambio climático en nuestro país que ocurrirán durante este siglo si no se toman las medidas de precaución adecuadas.
Centro: aumento de frecuencia y duración de las olas de calor, limitación de la distribución eléctrica en momentos de alta demanda, pérdidas en actividad agrícola-ganadera por inundación o sequía, afectaciones ecológicas, turísticas, residenciales e infraestructura por erosión costera y aumento del nivel del mar, daños a infraestructura y viviendas ubicadas en zonas bajas e inundables por precipitaciones extremas de corta duración.
Noreste: aumento de enfermedades (dengue y fiebre amarilla), inundaciones, precipitaciones, bajantes de ríos que afectan provisión de agua potable, pérdidas en cultivos de soja, girasol, algodón, maíz, trigo y arroz, y el aumento de plagas agrícolas, extrema sequía y mortandad de animales.
Noroeste: mayor dificultad en acceso al agua, impactos por inundación y contaminación de agua de consumo, incremento de olas de calor, aumento de condiciones para incendios forestales, y de pastizales. Mayor estrés en ganado y aumento de plagas agrícolas. Aceleración de desertificación, impactos adversos en turismo y retracción de glaciares.
Cuyo: aumento y prolongación de periodos de escasez hídrica, restricciones en la disponibilidad de agua para riego olivícola, vitivinícola y frutihortícola, aumento de periodos de extrema sequía y de aluviones regionales.
Patagonia: reducción de caudales de ríos y disponibilidad de agua, ascenso del nivel del mar en zonas costeras, mayor frecuencia e intensidad de eventos extremos, deshielos tempranos, impactos negativos en las actividades turísticas de montaña e invierno, condiciones para desarrollo de incendios forestales.
Aún estamos a tiempo de reaccionar para evitar que estos verdaderos desastres puedan ocurrir en nuestro país. Sin embargo, las acciones son muy urgentes y deben involucrar a todos los agentes sociales, desde el gobierno hasta el ciudadano de a pie.
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